El Espacio de las Recuperadas 

 Por Fernando Alvarez

El difícil arte de mirar

La visión debería ser un fenómeno biológico y físico: hay algo allí adelante y usted lo ve, y eso es todo. Sin embargo, a nivel de los fenómenos que se producen en la sociedad la cosa es más compleja, porque andamos a mitad de camino entre el poder y el querer. Nos da fiaca andar averiguando sobre aquellas cosas que no conocemos directamente.  Algo así parece suceder con las empresas recuperadas, seguro las habremos sentido nombrar alguna vez, pero nadie sabe bien ni cómo son, ni dónde están, ni para qué sirven; porque claro, en cuestiones como esas nos dejamos descansar en las anteojeras que nos prestan los medios masivos de comunicación, que jamás hablarán – salvo que no les quede otra opción – de experiencias que ponen en discusión las bases mismas de este sistema que les permite ganar millones, gracias a nuestra ignorancia.

Es así que las empresas recuperadas, a pesar de ser cada vez más, y proponer una solución ejemplar para salvar la problemática laboral, han pasado desapercibidas para casi todos. Como si fuesen fallas en la Matrix, o cuentos, como aquel del rey desnudo, al que todos veían, pero nadie parecía ver.

Un testimonio autorizado

Para ejemplificar lo anterior citaremos una entrevista realizada por La vaca al vasco Murúa  – obrero de Impa y presidente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas –  en la que éste reflexionaba sobre la situación particular de las recuperadas, de haber nacido sin ombligo, y tener que crearse a sí mismas.

“…cuando recién empezamos, teníamos a todos en contra. La policía nos reprimía, la justicia nos mandaba órdenes de desalojo, nos decían ocupas, usurpadores. Hasta la izquierda teníamos en contra, nos decían que íbamos a convertir en patrones a los trabajadores, que no éramos los suficientemente revolucionarios. Los progres, decían que no íbamos a poder hacer producir la fábrica. Y nosotros mismos, trabajábamos desde las 6 de la mañana a las 9 de la noche y cuando salíamos nos mirábamos, cansadísimos y sin un mango, y nos preguntábamos si valía la pena tanto esfuerzo. Pero no nos quedaba más que seguir, la otra era quedar desempleados.

Yo venía de la militancia sindical, los gremios también nos dejaron solos, nunca nos acompañaron, ni entendieron el concepto de recuperación. La mayoría de los dirigentes sindicales han perdido la brújula, en el mejor de los casos solo pelean por lo reivindicativo de su sector. Es más, te digo que para llevar adelante esta lucha a veces hemos tenido que vencer la resistencia de las propias familias, que les costaba creer que pudiéramos poner de pie a una empresa…”

“… Ocupar fue lo más fácil, después vino lo más difícil: resistir, aguantar y producir. A fines del 98´ muchas fábricas empezaron a caer como moscas porque no podían resistir dentro del sistema, habían sido vaciadas, sin inversiones por años, las máquinas eran obsoletas, ¿cómo hicimos para hacerlas funcionar después durante décadas?: con el saber y sacrificio de los trabajadores. Los clientes y los proveedores tenían desconfianza, tuvimos que convencerlos de que íbamos a cumplirles, a diferencia de los patrones anteriores. También eso fue un trabajo de recuperación. Todo lo tuvimos que aprender en el camino, un detalle novedoso e inspirador fue que los propios trabajadores empezamos a tomar las decisiones en asamblea: Si muchos participamos en las decisiones es más difícil errarle. Otra diferencia con lo anterior es que el dinero de las ventas, queda todo en la empresa,  y va a salarios o a inversión. No hay ni gerentes de ventas, ni de compras, esas son trampas que tienen las empresas capitalistas para sacar plata fuera de la fábrica, todas las empresas tradicionales tienen siempre alguna manguerita por donde sacar el dinero para afuera. De ahí viene la vieja historia de que mientras las empresas están empobrecidas, sus dueños son millonarios. Acá todo lo que se gana es para salarios y para mejorar la producción. Otra diferencia es que somos más responsables, a nosotros nos importa que las máquinas se cuiden, que no se rompan y hacemos lo imposible para que todo funcione…”

De la gestión anterior mencionaba Murúa que prácticamente no hubo relación, ni ataques, ni apoyos. Mientras que con  la gestión actual las cosas han cambiado, hay un claro mandato para que el ejemplo de las recuperadas deje de existir: ¡Basta de avivar giles!  ¡qué es eso de que un bruto sin escuela pueda ser empresario!

Ver para creer

Para ver bien, hay que saber, hay que entrenar la mirada, nosotros, simples ciudadanos, apenas tenemos tiempo a veces para cumplir con nuestras obligaciones. Sin embargo hay gente a la que le pagamos entre todos para estudiar estos nuevos fenómenos sociales, ellos son nuestros intelectuales universitarios. Lamentablemente son muy pocos los que están estudiando el fenómeno de las recuperadas en nuestro país. Entre esos pocos, está el Programa Facultad Abierta de la U.B.A. si quiere échele una mirada desde Internet. Va a ver algunas cosas interesantes, que aunque no lo crea, están pasando.