EL GRAN HERMANO: VENDER O NO VENDER

Por: Analía Millán

¿Aún existe ese programa? Parece que la realidad supera cada día a la ficción, y la mirada de un Hermano Mayor está posada sobre aquellos hermanitos que andan circulando por la fibra óptica de internet.

La Casa ya no es de ladrillos, sino de redes sociales y de buscadores; las cámaras que observan, son computadoras que registran todo tipo de publicaciones, videítos, fotos, comentarios, “me gusta”, “me encanta”, “me enoja”, páginas que uno sigue, búsquedas que vas haciendo en tu compu o celular… nada se le escapa al ojo atento del Gran Hermano. Pero… ¿qué hace con toda esa información? ¿a quién le importa lo que yo haga en mi face? Importa y mucho… porque esa información es un bien muy deseado por el mercado, porque éste hace un listado de las cosas que te gustan, que necesitás, que buscás… y esa info, las inocentes redes sociales se la venden a empresas que luego te publicitan esas cosas que son de tu interés… entonces, muchos se sorprenden y dicen: “mirá vos qué casualidad, recién estaba buscando cochecito para el bebé, y ahora me llegan publicidades de cochecitos, con súper ofertas!” Hete aquí el misterio, con un par de fórmulas en los buscadores de internet, se activó toda la maquinaria para dejarte boquiabierto con ofertas maravillosas. No es magia, es marketing. Aunque a veces el marketing hace magia también, para vendernos humo…

Así es barato crear perfiles de compradores, y perfiles de votantes… porque no sólo este ojo que todo lo ve, sabe de mis pasos en internet, sino de millones de personas. Esos perfiles se pueden ordenar por zonas donde viven, por edades, por género, por ideologías… y así, descubrir que a tal o cual sector le parecen simpáticos los perritos, las publicaciones de niño, las frases de la Madre Teresa de Calcuta, posteos con chistes de rubios bien guapetones con expresiones como: “acá con mi novio”… con ese perfil, el Gran Hermano Virtual arma, por ejemplo, un candidato que te conmueva: a ver… sería un hombre blanco, de ojazos azules, que se muestra con niños y perritos, y te diga palabras de confianza y perseverancia, similares a las que podrían citarse de la Madre Teresa. Éste es un ejemplo que sirve para cualquier fenómeno en el que intervenga el marketing (arte de inventar una necesidad y la identificación con vos) y la publicidad (arte de vender cualquier cosa, idea o sujeto).

Don Gran Hermano sabe mucho de psicología, parte fundamental para entrar en nuestras cabezas, pensamientos, deseos… por eso nada es casual, y muchas veces creemos que somos libres a la hora de elegir lo que elegimos, valga la redundancia, pero si hilamos fino, vemos que somos el principio y el fin de una cadena: en el medio se hacen miles de negocios, y nosotros tipo: ¡ay mirá qué lindo sale el Tomi en esta foto!”  Y el objetivo siempre es el mismo, vender.

El otro tema, no menos importante: ¿y quién maneja ese Gran hermano que todo lo ve, castiga o premia según actúe cada persona? Pero esa pregunta la dejamos para otro día. Mientras, sepan que el GH sabe que estás leyendo esta nota… se salvan aquellos que tienen la revista en papel. De todas formas, es bueno saber cómo funciona el sistema del que somos parte, ¿no?