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ESI: MEJOR… ¡INFORMARSE!

Por Florencia López (Docente)

Mucho se ha dicho y desdicho sobre la ESI, Educación Sexual Integral, pero… vecine lo mejor es buscar información y así poder entender de qué se trata esto. No nos dejemos llevar por los grandes medios que de información no tienen mucho. Les encanta tener grandes titulares, mientras más morbosos mejor.

La mejor herramienta para defender nuestros derechos como personas es la información. Se trata de imponer temor ante la educación sexual integral, se alarman si hablamos de sexualidad en las escuelas, pero no nos alarmamos con las estadísticas de abuso infantil, de maltrato infantil, de femicidios. Leamos y conozcamos esta ley y este programa educativo y no nos creamos todo lo que se dice por ahí.

Tanto se ha escuchado de la ESI que ya muchos no saben si es buena, si es mala, si ayuda, si empeora, que se metan con nuestros hijos/as o mejor que no se metan, pero… por las dudas me opongo…..mejor informémonos!

El programa de ESI está enmarcado en la Ley 26150. Queda establecido en esta ley, sancionada en el año 2006, el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, cuyos objetivos son:

  1. a) Incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas;
  2. b) Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral;
  3. c) Promover actitudes responsables ante la sexualidad;
  4. d) Prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual y reproductiva en particular;
  5. e) Procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres.

La perspectiva de derechos de la niñez y de la adolescencia como marco de la Educación Sexual Integral (ESI) alude a la obligatoriedad, por parte del Estado, de garantizar el efectivo cumplimiento de los derechos de niños, niñas y adolescentes. A partir de la reforma constitucional de 1994 se incorporaron Convenciones Internacionales a la Constitución  que complementan la Declaración Universal de los Derechos Humanos(1948).

La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979) y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989) son antecedentes a las leyes que protegen la salud sexual y reproductiva y a la actual Ley de Educación Sexual Integral.

Este nuevo andamiaje legal, así como las acciones para su cumplimiento, son imprescindibles para el cuidado y la protección de la salud de niños, niñas y jóvenes.

A partir de la mencionada ley (26150) comenzó un proceso de creación de un programa que desarrollara el tema en todos los niveles y establecimientos de educación pública y privada, de todo el país. La ley da a la escuela un rol privilegiado como ámbito promotor y protector de derechos.

Así fue que en 2008 se comienza a capacitar a los docentes para implementar el Programa de ESI. Este programa que surge de la ley, se adapta a los diferentes contextos de las escuelas, a las diferentes necesidades e intereses de los alumnos y las alumnas, de cada nivel educativo.

El programa presenta una visión de la educación sexual realmente integral, evitando reduccionismos de todo tipo.

Se propone una perspectiva que enfatiza la calidad de la formación y la información, la inclusión de valores, la generación de condiciones para el ejercicio de los derechos y la promoción de la salud de niñxs y adolescentes.

El programa busca el fortalecimiento y la creación de espacios y estrategias escolares que favorezcan las condiciones que los niños y niñas necesitan durante su crecimiento para un desarrollo cognitivo y afectivo pleno y apunta a la concreción de acciones que ataquen los núcleos duros de los problemas relacionados con la sexualidad, como los embarazos a edades tempranas, los abusos infantiles o la transmisión de enfermedades.

Es preciso que chicos y chicas crezcan en un juego de libre elección; que sean realmente capaces de discernir, de cuidarse, de cuidar a otrx, para que conozcan y ejerzan sus derechos, siendo soberanxs de sus cuerpxs, y fundamentalmente, no se queden solxs con sus miedos, su incertidumbre o su curiosidad.

El concepto de sexualidad que se propone —en consonancia con la Ley de Educación Sexual Integral—excede ampliamente la noción de “genitalidad” o de “relación sexual”.

Se considera a la sexualidad como una de las dimensiones constitutivas de la persona, relevante para su despliegue y bienestar durante toda la vida, comprendiendo tanto aspectos biológicos, como psicológicos, sociales, afectivos y éticos.

Esta es la concepción sostenida por la Organización Mundial de la Salud:

“El término ‘sexualidad’ se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser humano. […] Se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o espirituales. […] En resumen, la sexualidad se practica y se expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos”.

El programa de ESI, de acuerdo a la Ley aprobada, debe implementarse en forma transversal durante cada ciclo escolar, desde las diferentes áreas de conocimiento, y basado en las situaciones emergentes de cada grupo. Desde el nivel inicial hasta el nivel secundario.

No se implementa en talleres o clases específicas del tema (aunque puede hacerse si es necesario) sino que está presente en toda la formación como contenido transversal. La concepción es entonces que lo afectivo, lo relacionado con los vínculos, con el propio cuerpo, sentimientos y emociones, debe fortalecerse cotidianamente y desde diferentes aspectos, desde la vida diaria de los alumnos y alumnas, docentes y toda la comunidad educativa.

El programa se basa en cinco ejes fundamentales, que se adaptan a cada nivel educativo según la necesidad de lxs estudiantes:

  • “Ejercer nuestros derechos” está orientado a trabajar en la escuela sobre la apropiación del enfoque de los derechos humanos como orientación para la convivencia social. El foco está puesto en aquellos derechos que se vinculan al respeto por las otras y los otros en las relaciones interpersonales, el acceso a conocimientos sobre el cuerpo y la expresión de sentimientos y necesidades vinculadas a la sexualidad, y la promoción de aprendizajes de prácticas de defensa de derechos, por ejemplo: el derecho de recibir información científicamente validada o el no ser discriminado, entre otros.
  • “Respetar la diversidad” se refiere al reconocimiento y valoración de las manifestaciones de las múltiples diferencias entre las personas. Las propuestas que se formulan están específicamente orientadas al conocimiento de las formas de ser mujeres y de ser varones que histórica y socialmente se han construido en nuestra sociedad. En este sentido se propone identificar los prejuicios y las prácticas referidas a capacidades y aptitudes vinculadas al género, y el rechazo a todas las formas de discriminación.
  • “Reconocer distintos modos de vida” también constituye un eje, ya que uno de los propósitos formativos de la Educación Sexual Integral es ampliar el horizonte cultural desde el cual cada niña y niño desarrolla su subjetividad como parte de un colectivo social. En la medida en que puedan conocer distintas formas de organización familiares, sociales y culturales en el tiempo y en el espacio, más plenamente podrán desarrollarse y enriquecer su mirada sobre los valores y actitudes presentes en los diversos vínculos humanos.
  • “Cuidar el cuerpo y la salud” propicia el conocimiento sobre los cambios del cuerpo humano y la identificación de sus partes íntimas en el marco de la promoción de hábitos de cuidado de uno mismo, de los demás y de la salud en general.También propicia la reflexión crítica sobre los modelos y los mensajes de belleza que circulan en nuestra sociedad y que pueden influir negativamente en la autoestima y en los vínculos interpersonales.
  • “Valorar la afectividad” apunta a que las niños y las niñas puedan expresar, reflexionar y valorar las emociones y sentimientos vinculados a la sexualidad, al mismo tiempo que se promueven valores como el amor, la solidaridad y el respeto a la intimidad propia y ajena.

 

Estos ejes se entrecruzan y aparecen en diferentes situaciones y se deben abordar desde las distintas disciplinas curriculares.

El programa también deja abierta la puerta para que cada institución pueda adaptarlo a su modalidad o contexto y que los docentes puedan trabajar en forma conjunta, compartiendo las diferentes experiencias que hayan sido enriquecedoras para la comunidad educativa.

Asimismo plantea actividades de sensibilización con la comunidad, ya que puede ser un tema difícil a la hora de consensuar con las familias. Para trabajar sobre estas tensiones e ir construyendo acuerdos, se plantea realizar talleres de sensibilización. Estos talleres podrían constituirse en espacios a través de los cuales los miembros de la comunidad educativa reflexionaran en forma conjunta sobre los roles de la familia y de la escuela en lo que hace a la transmisión cultural en los temas relativos a la Educación Sexual Integral.

Lo decisivo es el resultado educativo que de ese intercambio surja, el aporte al cuidado de la salud que el encuentro signifique para cada niñx o adolescente.

Les acercamos una página web donde se encuentra todo el material disponible que los docentes usan para la implementación del programa, manuales, cuadernillos, láminas, videos sugeridos, etc… Investigue y saque sus propias conclusiones:

www.esi.educ.ar

Fuente: Ley 26150 boletín oficial, 4 de octubre 2006.

Serie Cuadernos de ESI, contenidos y propuestas para el aula, Ministerio de Educación, 2009.