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“LA NIÑA GALLO” de Érica Gómez

por Laura Talquenca

¿A quién no le ha sacudido las fibras más intimas alguna experiencia artística? ¿Quién no se ha conmovido con una canción o no se ha identificado con una peli de esas que no son taquilleras? ¿Quién no ha observado alguna pintura y se ha quedado deslumbrado con su belleza sin comprender la razón por la que te cautivo?.

Es que ese, es el encanto que tiene el arte… te aprisiona o te libera. A veces te permite conocer universos inadvertidos por nuestra cotidianeidad. Y otras veces te interpela de manera abrupta y te transforma para siempre. El drama y la comedia nos acompañan inexorablemente. Eso nos pasa con el teatro.

“La niña gallo” es un relato de esos que no se olvidan. Una obra descarnada y profunda que pretende mostrarnos la realidad que suele esconderse bajo la alfombra. La de las más vulnerables. Mujeres, víctimas de un sistema patriarcal que vomita sobre sus cuerpos todas las violencias juntas. Pero no solo alza la voz de las desigualdades, también deja entrever la ternura y la bondad en gestos extraordinarios. Esa mezcla de inocencia y valentía que sus personajes poseen y que les convierte en anónimas almas heroicas.

Opera prima como dramaturga de Érica Gómez, quien construyó su libreto en un Seminario de Dramaturgia de Oscar Navarro Correa. Inspirada en la desaparición de Johana Chacón y conmovida por su búsqueda en la comunidad de Tres de Mayo, Lavalle.

“La niña gallo” relata la historia de una niña que vive en un gallinero de los 4 a los 8 años y es criada por su abuela a escondidas de la mayoría de su familia. Solo su madre y abuela saben que está viva para protegerla de su padre, quien arroja amenazas por no querer más hijas mujeres y ejerce sobre la familia advertencias intimidatorias. Para mantenerla viva deciden ocultarla, hasta llegar al punto de encerrarla en un gallinero al cuidado de su abuela, quien se ocupa de ella hasta que muere.

La obra hace un racconto de su vida. En retrospectiva, vamos adentrándonos en la vida de esta niña, a partir de las declaraciones que hace en una comisaría para defenderse de una acusación de homicidio. A partir de allí se revela su verdadera historia, símbolo de las voces que no se escuchan, las que son ignoradas. La historia de una “nadie”.

En el transcurso de este relato se dejan entrever las redes ocultas de trabajo y de explotación infantil, en complicidad con instituciones que deberían proteger a la sociedad y que actúan de manera encubierta adquiriendo un provecho económico, que proporciona altas ganancias.

Relatos de mujeres escritos por mujeres. Las pibas al frente no solo para denunciar, sino para ser protagonistas de estas luchas que están haciendo historia. Desnaturalizando las violencias y abriendo camino a las feminidades y disidencias a través de diversas formas como son las expresiones artísticas. Así lo hace la joven actriz y dramaturga Érica Gómez atreviéndose a confrontarnos con esta realidad que nos atraviesa.

Como bien señala la antropóloga Rita Segato (una de las referentes más destacadas al momento de pensar la violencia machista en sus distintas formas y circunstancias) “el problema de la violencia sexual es político, no moral” y agrega: “es necesario mostrar la propia capacidad política de la mujer de modificar una estructura, que es la estructura desigual del patriarcado”.

Y esto logra La Niña Gallo cuando no solo denuncia la posición de víctima de la niña sino, que enaltece la “sororidad” de las mujeres.

Una mujer que salva a otra mujer y expresa al mundo entero lo que tiene que cambiar. No se queda en la denuncia de todo lo que está mal, sino que allí podemos ver la transformación de la mujer que se empoderada a nivel político. La que modifica su realidad y acciona para terminar con las violencias. Se pondera la amistad de una igual, de otra mujer aliada que se transforma en heroína, sin recurrir al príncipe azul que la rescate.

Como lo expresa en su canción Ana Tijoux: “Respirar y Sacar la voz…tomar de las riendas no rendirse al opresor”