MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA, Y LA SINGULARIDAD DEL GÉNERO

Es la charla que se realiza hoy a las 18.30 hs en la Biblioteca San Martín, con la disertación de Ana María Careaga y Mariana Dopazo, integrante de la agrupación “Hijxs y ex hijxs de genocidas”; y la coordinación de Sara Judit Gutiérrez.

En el marco de las actividades que se realizan en el mes de la Memoria, la Verdad y la Justicia, se brindará esta tarde una charla que contará con la disertación de la Lic. Ana María Careaga, sobreviviente, e integrante del equipo de acompañamiento de los Juicios de lesa humanidad en Buenos Aires; y la Lic. Mariana Dopazo, integrante de la agrupación “Hijxs y ex hijxs de genocidas”; Coordinará la Dra. Sara Judit Gutiérrez. La actividad se realiza a las 18.30 hs en la Biblioteca San Martín (ubicada en Av. San Martín 1843, Ciudad).

En diálogo con Mariana Dopazo, expresó sobre la charla de hoy: “En este momento de la memoria desde un lugar de no repetición, y  justamente la mesa plantea esta singularidad del género ubicado en lo femenino y en los feminismos en tanto la mayoría de las construcciones son comandadas por mujeres”.

Además de abordar el rol de la mujer en el recorrido de estos últimos años, se compartirán las miradas y las perspectivas desde los espacios de lucha. Mariana, como exhija de genocida manifestó sobre el surgimiento de ese espacio: “El surgimiento de los hijos y las hijas de genocidas ha sido muy potente e inédito, y hay algo de lo singular en el género que es una potencia de desobediencia y de certificación del horror llevado a cabo por nuestros progenitores genocidas”.

En este sentido, Dopazo agregó: “Son lugares de desobediencia silenciosa durante muchas décadas que se han visto comandadas por un mandato de silencio, entonces el no poder hablar, el no poder decir ni ver, nos tuvo como protagonistas una desobediencia interna que hace dos años sale a la luz,  y ésto tuvo que ver con un intento fallido del Estado Nacional a través del Poder Judicial como fue el 2×1 y eso fue el límite. Lo que decimos es que hay un límite y ese límite que era la justicia que debía garantizar que los genocidas deben cumplir su condena enmarcado dentro de los crímenes de lesa humanidad podían volver a estar con sus víctimas o con los sobrevivientes”.

“El horror y el decir hasta acá no tenía que ver con algo personal sino con algo social, con algo que no podía volverse a poner en juego nunca más. La construcción de los hijos, las hijas tiene que ver con eso, con una desobediencia de esos mandatos de silencio y tiene que ver con la potencia de lo femenino, no tengo dudas de eso, por algo la mayoría somos mujeres”, remarcó Mariana.