BRASIL DECIME QUÉ SE SIENTE… PARA INTENTAR ENTENDER

Pablo Alabarces, Doctor en Sociología y docente de la UBA, nos intenta explicar el fenómeno brasilero, de poner a un paso de la presidencia a la ultra derecha, dándole un voto de confianza al candidato Bolsonaro.

Sin poder comparar los procesos políticos del gigante de América del Sur, con cualquier otro fenómeno histórico, ni con otros países. Es una complejidad por las tramas que promueve el poder, el marketing, las operaciones mediáticas, el poderío y la inserción profunda de la Iglesia Evangélica en los sectores populares, el hartazgo de las clases trabajadoras con las clases políticas que no han dado respuesta a sus necesidades de la vida cotidiana…

Bolsonaro logró desde lo discursivo erguirse como “la no política”, oponiéndose en el discurso a la clase política tradicional brasileña. Aparece ligado a un sentido común, callejero, “fascista”, pero no por ello minoritario. En este sentido la iglesia evangélica propone una fuerte ideología que tiende a explicar todo como gracias de dios, y no en clave de derechos políticos, sociales, económicos, culturales. La respuesta a las mejoras estructurales y el inicio de redistribución de la riqueza que tuvo la clase más pobre y los trabajadores brasileros con Lula y el PT se lo atribuyen a dios, en uno de los países más desiguales del planeta.

Sólo Lula preso estaba por encima de Bolsonaro en las encuestas. Cuando se prohíbe la candidatura de Lula por el PT, Bolsonaro no paró de ascender. Una movilización feminista en su contra, la misma semana de las elecciones, hizo mover la aguja en la variable del voto femenino, pero contrario a lo que se esperaba, a favor de Bolsonaro, como reacción a la movilización feminista más grande de la historia de Brasil.

La consigna era “Ele não” (él no), con un fuerte repudio a las acciones y dichos de Bolsonaro, que dejan ver su claro perfil machista, homofóbico, misógino, racista, entre otras cuantas cualidades. Sin embargo esta campaña masiva, combativa y que partió desde las redes sociales no alcanzó a traducirse en caudal de votos que cambiara la historia; al contrario, profundizó la diferencia en favor de Bolsonaro. Alabarces explica “la fuerza que tiene el movimiento de mujeres argentino para estar en la arena política no la tienen otros movimientos en otros países”.

“Lo que tenemos que hacer es pensar y pensar, para tratar de entender la percepción de los votantes. Nos tenemos que poner a laburar, analizar, discutir muchísimo con la cabeza muy abierta”

Otra arista del análisis requiere poner la lupa sobre el discurso mediático y de la derecha. Los medios promovieron una insistente asociación de “corrupción-PT”, haciendo un recorte del fenómeno de la corrupción. Y fue eficaz porque tenía razones para ser eficaz: “la clase política brasileña, no el PT, es corrupta de la cabeza a los pies, incluyendo al PT. Sin embargo no es el caso de Lula y de Dilma, en el que hubo una conspiración y no se justifica el accionar judicial”. La corrupción es un mal de la política brasilera, y no es exclusividad de una partido único, muestra de ello es el “Lava jato”.

Escuchá la nota completa, clarísimo análisis en la turbulencia del devenir de la actualidad: