En una entrevista reciente, Héctor Ríos, vecino y referente territorial, brindó detalles preocupantes sobre la situación del basural a cielo abierto ubicado en El Borbollón, departamento de Las Heras, considerado uno de los más grandes del oeste argentino. Aunque fue anunciado su cierre, las consecuencias ambientales, sociales y sanitarias siguen vigentes y sin respuestas integrales por parte del Estado.
El predio funcionó durante años como destino final de residuos urbanos e industriales sin tratamiento adecuado, generando una profunda degradación del suelo, el aire y las napas. A esto se suma el abandono sistemático de cientos de familias que subsisten en condiciones precarias como recicladores informales, sin acceso a derechos laborales ni protección frente a los contaminantes a los que se exponen cotidianamente.
El conflicto revela con claridad las consecuencias de modelos extractivistas que colocan las ganancias por encima de la vida. No se trata solo de residuos: hablamos de territorios arrasados y comunidades invisibilizadas.
La clausura del basural, anunciada con fines de marketing político, no vino acompañada de políticas públicas que reparen los daños ni de alternativas reales de gestión social de residuos. La falta de planificación ambiental y la desconexión con los actores locales expone nuevamente el vaciamiento de lo público y la necesidad urgente de construir políticas participativas que partan desde abajo.
La defensa del ambiente no puede desligarse de la justicia social. Cuidar el territorio es también garantizar salud, dignidad y futuro para quienes lo habitan. Sin soluciones estructurales ni escucha real a las comunidades, el cierre del basural es apenas un gesto sin transformación.
Compartimos a continuación la entrevista en el aire de En colectivo por Radio Comunitaria La Mosquitera FM 88.1:
