Colapso cloacal en Colonia Segovia: enfermedades, abandono estatal y vecinos desesperados

En la intersección de Severo del Castillo y Dos de Mayo, en Colonia Segovia, se vive una situación alarmante desde hace años que se ha vuelto crítica en el último tiempo: el colapso del sistema cloacal. Comerciantes y vecinos denuncian constantes desbordes de aguas servidas, olor nauseabundo, problemas sanitarios graves, niños enfermos y una virtual imposibilidad de transitar la zona.

La crónica de los hechos fue recogida por corresponsales de Radio Comunitaria La Mosquitera, quienes se acercaron al lugar y dialogaron con residentes afectados. “Cuando eso explota, los niños no pueden ir a la escuela, los colectivos no pasan, la gente no puede salir a trabajar”, relató una comerciante del barrio. La situación no es nueva, pero ha empeorado. Vecinos indican que algunos están vendiendo sus casas porque ya no soportan vivir entre aguas contaminadas.

Una obra mal diseñada desde los 90

Juan Audex, vecino de la zona, brindó detalles técnicos sobre los orígenes del problema. Explicó que la cañería cloacal fue mal construida desde un inicio, con un recorrido diseñado para ahorrar costos pero que resultó inadecuado. “Desde 2 de Mayo hasta Paramillo, el trazado tiene curvas de 90° que colapsan con el volumen actual”, explicó. Además, señaló que las bocas de inspección están mal distribuidas, lo que impide un mantenimiento eficaz.

Audex también denunció corrupción en la planificación de la obra, ya que se habría desviado el recorrido previsto originalmente para abaratar costos, con resultados desastrosos. En lugar de seguir por Severo del Castillo hasta Puente de Hierro, se optó por pasar por zonas bajas sin la pendiente adecuada, lo que provoca rebalses frecuentes, especialmente en verano.

“Cuando llueve, las tapas de las cloacas saltan. Literalmente saltan por la presión”, remarcó Audex.

Enfermedades, improvisación y silencio oficial

La gravedad de la situación quedó expuesta cuando una niña sufrió una gastroenteritis severa tras un rebalse cloacal. Recién entonces comenzaron a aparecer camiones de desinfección con lavandina, pero sin soluciones de fondo. “Cada vez que se desborda, vienen con lavandina y se van. Hasta que no terminen la obra, no va a haber solución”, resumió el vecino.

Por otro lado, los trabajadores que intentan mitigar la situación se niegan a hablar con la prensa, alegando no estar autorizados. La falta de respuestas oficiales y la ausencia de un plan integral de saneamiento agravan la sensación de abandono.

Impacto ambiental y alimentario

A esto se suma una dimensión aún más alarmante: la contaminación del agua de riego. Vecinos aseguran que las aguas servidas van a parar a acequias utilizadas en huertas, lo que ha generado un boicot espontáneo a la compra de verduras de hoja verde por temor a enfermedades. El problema no solo afecta a Colonia Segovia, sino también al canal Pescara y otras zonas agrícolas del Gran Mendoza.

“Esto termina en la mesa de todos”, advirtió un corresponsal, al señalar que la contaminación afecta cultivos que se distribuyen por toda el área metropolitana.

Un cinturón verde transformado por el negocio inmobiliario

Desde organizaciones sociales y vecinales denuncian también la falta de ordenamiento territorial, que permitió la instalación de barrios privados en zonas destinadas originalmente al cultivo. El boom inmobiliario no fue acompañado de la infraestructura necesaria (cloacas, agua, luz), lo que recarga aún más sistemas precarios como el de Colonia Segovia.

Mientras tanto, la Asamblea Social y Ambiental por el Agua de Guaymallén continúa visibilizando el conflicto, exige soluciones y propone alternativas como la instalación de biodigestores, una medida de mitigación que permitiría tratar los residuos cloacales de forma más sustentable.