La pandemia que atravesamos mundialmente produjo grandes cambios en nuestra vida cotidiana. Comenzamos hoy una nueva etapa de aislamiento, con el desafío de manejar nuestras emociones a partir de la experiencia.
María Eugenia Basco, docente y psicóloga, en entrevista con la Diaria nos da su punto de vista desde la psicología sobre cómo abordar las emociones en esta segunda ola: “No estoy de acuerdo con las recetas mundiales, cada persona tiene su subjetividad, sus propios conceptos, situaciones y emociones. Lo que le hace bien a una, no le funciona a otra”.
El aislamiento obligatorio por el COVID-19 atacó la rutina y certezas de las personas. Vivir con incertidumbre no ha sido fácil de sobrellevar, ya que las nuevas medidas y situaciones desestabilizan el día a día. Las emociones se manifiestan, acompañadas de sensaciones y estados de ánimo.
Uno de los grandes problemas que se nos presenta es que no nos escuchamos y acumulamos emociones. Con respecto a esto María nos dice: “Es un llamado a reconocer internamente las emociones, no las silenciemos, tratemos de escucharlas”. El miedo es una de ellas, actualmente naturalizada y no escuchada nos lleva a perjudicar los vínculos.
Como sociedad tenemos necesidad de vincularnos con los de afuera, lo que nos lleva a descuidar los vínculos en la casa. Es por esto que, la entrevistada afirma “Si uno acepta cómo se siente y lo transmite, ayuda a la relación y comunicación […] Las emociones son diversas y cada persona debe encontrar la manera de transmitirlas”.
INFANCIAS
Las medidas tomadas a lo largo de la pandemia, han afectado y vulnerado las infancias. Se acostumbra a silenciar e invisibilizar a lxs niñxs al momento de tomar decisiones. Esto se manifiesta luego en sus emociones y comportamientos. Basco, se muestra crítica ante esta situación y comenta: “Esto nos muestra la mirada adulto-céntrica que tenemos como sociedad, nos falta mucho para escuchar a lxs niñxs, sobre lo que quieren, proyectan y desean. Todas las estrategias se armaron desde la mirada adulta”.
A partir del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) y luego el Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DISPO) cada familia procesó (y procesa) esta situación de diferentes maneras. Sin embargo, la mayoría de lxs adultos tienden a censurar la expresión de las emociones en lxs niñxs. Hablamos de una sobrecarga que tiene un gran impacto en su vivencia: lidiar con un escenario incierto, acatar órdenes y callar lo que sienten.
Lxs niñxs deben amoldarse y acatar las directivas que se les dictan. Esta compleja situación afecta su salud mental y tiene un fuerte impacto en sus estados emocionales. Para finalizar, la entrevistada nos dice que la adaptación no es señal de salud mental y recomienda: “Debemos darles espacio para que expresen sus emociones. En ese sentido, no “deseducarles”, no continuar con el ciclo de silencio”.
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