En su columna de biología, Silvina Vélez explicó cómo a través del compostaje es posible reducir más del 50% de los residuos que se generan diariamente en los hogares, comercios e instituciones.
“El compostaje no es una ciencia nueva —recordó—, nuestras abuelas ya lo practicaban al enterrar restos de frutas, yerba o café en los jardines. Se trata de aprovechar la ingeniería de la naturaleza para transformar desechos orgánicos en humus fértil”.
Cómo hacerlo en casa
Vélez señaló que el compost puede realizarse incluso en departamentos, utilizando envases sencillos como tachos de pintura, cajones de fruta o tuppers en desuso. El proceso consiste en alternar capas de residuos húmedos (cáscaras, restos de comida, yerba) con materiales secos (hojas, pasto, cartón), en una proporción de dos a uno.
“El material seco cumple una doble función: absorbe la humedad excedente y aporta carbono, elemento que junto con el nitrógeno de los residuos orgánicos garantiza el equilibrio necesario para que los microorganismos trabajen”, explicó.
El proceso requiere aireación. “Si el compost despide mal olor, es señal de que necesita oxígeno. Basta con remover el contenido cada semana o cada quince días”, recomendó la especialista.
Compost tradicional y vermicompost
Existen dos modalidades:
- Compost tradicional, que en 4 a 6 meses produce un humus utilizable en jardines y macetas.
- Vermicompost, que incorpora lombrices para acelerar el proceso y mantenerlo en actividad permanente.
“Este último tiene un gran valor pedagógico: en las escuelas los niños observan cómo trabajan las lombrices, aprenden a separar residuos y se motivan para cuidar el ambiente”, destacó Vélez.
Más allá del hogar
La especialista también sugirió que quienes generan grandes cantidades de residuos orgánicos —como comercios gastronómicos— pueden apoyarse en vecinos o emprendedores que gestionen composteras. Incluso es posible iniciar microemprendimientos vendiendo núcleos de lombrices para quienes quieran comenzar su propio vermicompost.
“Trabajar con el compost es hacerse cargo de lo que uno consume y genera. Es una manera sencilla de reducir residuos y devolver a la tierra lo que nos da”, concluyó Vélez.
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