Por Ruben Vigo
Acá, en El Bermejo, es difícil abstraerse a la palabra culiao, ningún oído
humano o animal es virgen a esa palabra nacida entre los parripollos y los
carolinos de la Mathus. También se escucha otra, el checuliao, una palabra
compuesta, usada por el hombre o la mujer, bueno, las mujeres menos, pero
algo también se escucha en estos tiempos, la repiten en sus charlas cotidianas,
checuliada.
Al que ha escuchado por ahí un checuliao, en realidad todos, nunca le
pudo haber sonado esa palabra por separado, así: che (espacio de silencio)
culiao, con esa diferencia en los tiempos expresivos. No. Definitivamente van
juntas, amontonadas, hermanadas, suenan mejor, contundentes. Pero, todo lo
que suena de una forma, no quiere decir lo mismo en la realidad cotidiana, en
nuestro deambular por el mundo parlante del idioma castellano Bermejino. No.
Si desmenuzamos el compuesto al que hago referencia, y lo intentamos
interpretar por la Real Academia Española de la Lengua Madre, o sea la que
dicen es nuestra rectora del idioma español, veremos que no existe en ningún
diccionario, ni el más actualizado. Podemos investigar y quemarnos las
pestañas buscando hoja por hoja pero no aparecerá, ni culiao, ni checuliao, ni
culiada, ni checuliada. Sin embargo, en los dominios de El Bermejo, la gente se
saluda y habla diciendo: -qué hacés culiao-, -fuiste a lo de Andrés culiao-, -vení
culiao-, -culiao traeme cigarros-, hasta charlas extensas como: -culiao, sabés
que ayer culiao, fui al almacén culiao, ¡y qué culiao! estaba el culiao de Pepe, y
el culiao me dijo que Ponce es un culiao-, -no me digas eso culiao-, -sí culiao-.
Por las canchas de futbol es donde el desarrollo de la palabra a tenido
más aceptación: -pasala culiao-, -andá arriba culiao-, -pateá culiao-, -culiaaaao
cómo te perdiste ese gol culiao-, -andá a la punta culiao-, y alguna muy
contradictoria como: -no seas culiao culiao-, ya que si es culiao como va a dejar
de ser culiao.
La combinación checuliao, como digo, es más sofisticada, una
complejidad idiomática que se utiliza menos. Por ejemplo, -checuliao vení-,
también se podría decir -culiao vení-, pero -checuliao vení- le pone con el che
adelante, dicho muy rápidamente, un regionalismo que la mayoría dice que
proviene de los guaraníes, ahora digo, y qué mierda tienen que ver los
guaraníes con nosotros, no sé, nada, supongo, pero de ellos pasó a los
porteños y como siempre ellos, los porteños, lo contagian al resto de las
provincias, nos invaden la cultura. Ojo, recordatorio, no se dice por separado
CHE CULIAO, va todo junto, es una palabra, un adjetivo, una metáfora, hasta
un grito, como el Sapucai litoraleño, CHECULIAAAAOOO.
Pero nuestra palabra en estudio, culiao, también tiene distintas
interpretaciones según la entonación, la firmeza y el volumen con que se la
diga. No es lo mismo decirle a alguien de frente, mirándolo a los ojos, sin
parpadear, a centímetros de su geta salpicándolo con gotitas de saliva y con la
voz ronca del esfuerzo ¡¡¡CUUULIAAAOOO!!! que ir caminando por la
Avellaneda con un amigo, en charla de compadres, y palmeándole el hombro
cariñosamente, diciéndole, -qué tal, como andás culiao-. Indudablemente las
posibilidades expresivas de la palabra llega a valores inconmensurables. Esta
palabra ya es todo un idioma.
Los ciudadanos de El Bermejo, han perdido hasta su propio nombre por
culpa de este término hoy en estudio, sí, han perdido el nombre propio que con
tanta dedicación sus padres eligieron, ese que decidieron abrazados en la
cama tocando ambos la panza que iba creciendo, mirando ese ombligo que
parecía que iba a salir catapultado hacia el techo en cualquier momento,
siguiendo con el dedo las estrías que se iban formando como autopistas en la
dilatada carne, acariciándose amorosamente para llegar por fin a un acuerdo, a
un tierno acuerdo que combinara el nombre con el apellido y fuera
sonoramente musical, seguramente un homenaje a algún familiar querido,
como Pedro, Marcelo, Cecilia, Asdrúbal, bueno, algunos nombres también son
para el olvido, mejor culiao. Toda esa dedicación, se ha perdido, desde las
primeras edades empiezan a hablar y ya aparece la maldita palabra, balbucean
y ya dicen uliao, uliao, no saben decir mamá y ya empiezan con culiao, hasta
en los colegios les sería más fácil enseñar a escribir en vez de papá me mima,
mamá me ama, reemplazar por él culiao me ama, la culiada me mima.
Todos somos o culiaos o culiadas, así se ha socializado la forma de
llamarnos, parece interesante esto de socializarnos, peroooo, perder la
individualidad y que todos nos demos vuelta en la calle cuando alguien desde
el Triángulo grita CULIAO VENÍ, eso ya es demasiado, ¿No es cierto culiao?