En el ostracismo en Francia, el Libertador sigue activando sus recuerdos mediante cuentos y aventuras.
En sus relatos se puede percibir mucha templanza y moderación, sin embargo por momentos se rompen esas virtudes para homenajear a los héroes de San Lorenzo, su amigo Belgrano, su mujer y el molinero volador. Un especial interés desarrolla a la hora de hablar de la libertad y la audacia de los actores de esos tiempos.
Su testamento es una fiel muestra de su sentimientos con las Provincias Unidas, el pedido que su corazón descanse en Buenos Aires es una secuela de las postergaciones y olvidos voluntarios que sufrió, pero que intenta curar.
De este proceso histórico, habla esta columna. Sergio Eschler