Los pobladores del Valle de Punilla de la provincia de Córdoba, están viviendo momentos difíciles en cuanto a lo socio ambiental. El gobierno provincial ha comenzado la construcción de una autopista que atraviesa diferentes localidades y no respeta los bienes comunes del lugar.
Para profundizar sobre el tema dialogamos con Juan Nicastro, de la Asamblea Pan y Caramelo, en defensa de los territorios y de toda forma de vida del Valle de Punilla y comentó:
“Desde el 2017 nos imponen la construcción de una autopista que forma parte de la planificación estructural del saqueo de latinoamérica, para decirlo de forma simplificada, las rutas del saqueo. Esta autopista forma parte de un corredor bioceánico que comienza en el Atlántico y termina en el Pacífico y busca sacar la mercadería por los puertos de Chile para acceder de una manera más fácil al mercado asiático; el objetivo de esta autopista es el transporte de mercadería hacia los puertos del Pacífico”, enfatizó Juan que vive en La Punilla desde 1980.
Con respecto a las acciones realizadas por el pueblo cordobés para intentar frenar esta construcción, detalló: “En el 2017 se hizo la primera audiencia pública, en el 2018 se hizo otra tuve el 80% de votos en contra y el gobierno frenó ese proyecto pero después fue retomado. Comenzó la construcción en un marco ilegal y la gente comenzó a movilizarse en la zona de la obra, donde se la quería iniciar”.
Este reclamo social provocó que hayan 18 personas imputadas y 6 con elevación a juicio que esperan la resolución de las acusaciones.
“La Autovía de Montaña, como la llaman, va desde la zona de Carlos Paz hasta la zona de la cumbre atravesando zonas cercanas a la Ciudad de Cosquín, La Falda. El trazado es de este a oeste, atraviesa esta zona, sale a La Rioja y después hacia Chile”, describió Juan Nicastro y añadió: “Nuestro valle es productor de agua pura y para construir la autopista se utiliza dinamita, se ataca el monte nativo de categoría roja, es decir, de máxima conservación, se afectan las cuencas hídricas y redes de vertientes”.
Ojalá las grandes corporaciones entiendan que sin un lugar habitable, no hay progreso que valga.