El voto femenino en Argentina tiene un largo camino antecedido por la lucha de muchas mujeres que alzaron la bandera por exigir el derecho al voto, por ende el reconocimiento de sus derechos cívicos y políticos.
Este camino puede identificarse en el siglo XIX, y en adelante, abraza nombres como el de Cecilia Grierson (primera médica en nuestro país), o como el de Alicia Moreau de Justo que en 1910 fue una de las organizadoras del Primer Congreso Feminista Internacional y fue quien creó el Comité Pro-Sufragio Femenino, o como el de Julieta Lanteri quien tras un juicio logró que se la inscribiera en el padrón municipal convirtiéndose en la primera mujer en Sudamérica en ejercer el derecho al voto en las elecciones municipales en 1911; las mujeres sanjuaninas que en 1928 pudieron votar por primera vez en elecciones de diputados y concejale; Emar Acosta, diputada provincial en San Juan, siendo la primera en Argentina y Latinoamérica elegida en las elecciones de 1934 las mujeres de la provincia de San Juan y sin dudas, Eva Duarte, fue otra de las que no se puede eludir si hablamos del sufragio femenino.
Desde 1911 hasta 1947 se presentaron 22 iniciativas legislativas que pretendían avanzar pero con muchas limitaciones hacia el voto femenino. Finalmente fue sancionada la ley 13.010 el 9 de septiembre de 1947 que establecía en su primer artículo:” Las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones argentinos.”
Y aquí es donde la historia impulsada por la fuerza histórica de estas mujeres se enlaza con parte de la historia de nuestro querido Bermejo… particularmente con un vecino del lugar. ¿Quién es? Se preguntará… el autor del proyecto original de ley de Sufragio femenino fue Lorenzo Soler, médico y político que vivió parte en la Ciudad y parte en El Bermejo. En los años 30 fue quien construyó su casa “Villa Juanita” ubicada en calle Maure y señalada como patrimonio cultural e histórico de la zona. Uno de los mitos, de los tantos que viajan de boca en boca por estas tierras, afirman que Lorenzo Soler habría recibido la visita de Juan Domingo Perón en su casa de El Bermejo donde se empezó a gestar el vínculo político entre ambos. Lo cierto es que en esa casa de seguro al menos rondaron las primeras ideas de igualdad entre varones y mujeres que luego defendiera como senador nacional.
En 1945 al comienzo gobierno peronista, varios legisladores presentaron proyectos de ley del voto femenino. El proyecto que se debatió en agosto de 1946 en el Senado fue el proyecto presentado por el senador por Mendoza, Lorenzo Soler. De origen radical, integró el sector del radicalismo que al dividirse formaron la Junta Renovadora (1945) partido integrante de la Coalición peronista que ganaría las elecciones.
En la elecciones de 1946 Soler fue elegido como senador nacional por la provincia de Mendoza. El 21 de ese mismo año se procedió a la votación de ese proyecto que en verdad era más amplio que el sufragio, más exactamente, se trataba de los “derechos políticos de la mujer”, es decir que a la vez que las habilitaba a votar, también le permitía a las mujeres ser electas para cualquier cargo público. En el debate de comisión Soler, recurrió a sus conocimientos como médico para rechazar los argumentos biologicistas de la época que presentaban a las mujeres como más débiles e incluso inferiores que los hombres en algunos aspectos. Sostuvo que las desigualdades entre hombres y mujeres, como las salariales, tenían causas sociales que debían ser removidas. Y afirmaba que la situación en que se encontraban las mujeres se acercaba a la esclavitud.
El debate en el reciento claramente no fue fácil, algunos senadores (y lo decimos en masculino, porque en esa época si ni votar podían las mujeres, menos que menos participar en política) sostenían como por ejemplo Pablo Ramella – representante por San Juan- que con esta ley las mujeres podrían votar pero su lugar en la sociedad no cambiaría: “de ninguna manera implica sustraer a la mujer de su función primordial, de su función podría decirse fundamental en la sociedad, que es la de ser madre de familia”.
El Senador Lorenzo Soler, quien tenía un discurso más igualitarista, se alejaba notablemente de esas posturas. En su proyecto original, en el artículo 1º, iba mucho más allá de los derechos políticos y pedía por la igualación de la mujer al hombre “con todos sus derechos y deberes, vale decir, los políticos, económicos, sociales y humanos que acuerda a éste la Constitución y las leyes argentinas”. En sus intervenciones, quedaba claro que Soler era uno de los legisladores que más lejos quiso llevar esta ley: “no me extraña que muchas mujeres argentinas no quieran que se les dé este derecho y esta libertad. ¿Por qué? Porque hay también algunos presos que no quieren tampoco la libertad, como hay algunos pájaros que si se les abre la puerta de la jaula, no quieren salir, pero no porque la libertad sea mala, sino porque tienen miedo del uso que van a hacer de la libertad; pero una cosa es tener miedo del uso y otra cosa es tener miedo a la libertad. La libertad jamás ha hecho mal a nadie, la libertad lo único que ha podido hacer, y que seguirá haciendo, es darle al ser humano el verdadero rol de dignidad que debe tener dentro de la clase humana”.
Y también afirmó que de no sancionarse la ley se ponía en cuestión el propio término “democracia”: “Jamás podrá haber un pueblo democrático si no se incorpora a la otra mitad del género humano a la expresión de su libre voluntad. Por eso es que no concibo que podamos hablar aún de democracia cuando hemos estado desvirtuando esa palabra al no permitir que la mitad del pueblo pueda elegir y ser elegida. Desde hoy en adelante esperamos que la palabra democracia sea interpretada fielmente en su sentido integral”.
Vale decir que mientras estos debates se libraban en el Congreso de la Nación, las mujeres ganaban las calles reclamando por la participación política desde hacía mucho tiempo. En 1932 Alicia Moreau de Justo preparó un proyecto sobre voto femenino, que fue aprobado en la Cámara de Diputados y rechazado por la de Senadores.
Volviendo al debate que da lugar a la efeméride del día, quien más reparos puso en el debate fue el senador por Santa Fe, Armando Antille, que quiso retrasar la votación, a pesar de ser también parte de la bancada peronista. Decía que era un tema muy importante y no se había estudiado bien y que había que indagar mejor la experiencia de San Juan y ver sus resultados. Le respondieron varios senadores pidiéndole que decline su idea, y que se vote ese día, tal como habían establecido. Quien más detenidamente le contestó fue Soler que tuvo una larga intervención. Haciendo un recuento histórico de las desigualdades entre el hombre y la mujer, dijo que en las “sociedades primitivas” en lugar de patriarcado había matriarcado: “Pero el hombre, egoísta, profundamente egoísta, ha querido seguir manteniendo su supremacía en los hogares y mantener a la mujer en un estado de semiesclavitud o de esclavitud, con la única diferencia que en vez de usar el látigo de la antigüedad, ha tratado de usar el buen decir, el afecto, dominando sus pasiones, bajo la acción de su cultura, y manteniendo a la mujer en una falsa posición de libertad, que no es el principio de la igualdad que tratan de darle ahora las leyes fundamentales de la Nación”. Retomó además los nombres de varias de las pioneras de la lucha por el sufragio femenino desde principios de siglo.
Aquel 1947, desde el balcón hacia una repleta Plaza de Mayo, Evita señalaba: “Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos una larga historia de lucha, tropiezos y esperanzas”. En esa participación de Lorenzo, vecino de El Bermejo, se inaugura una nueva etapa en la vida cívica de nuestro país, en honor y honra a esa inmensa lucha sostenida por las mujeres de nuestra patria al calor de una sociedad más justa e igualitaria.
Fuentes consultadas:
- Entrevista realizada a Gustavo Soler, nieto de Lorenzo Soler, en el programa “Tamo al Horno” el día 15 de enero de 2021 por La Mosquitera 88.1 FM Radio Comunitaria
- Resolución 99/1996 Encomendar al Departamento Ejecutivo la recuperación de la señalización Histórico Turística denominada Caminos de la Historia Ubicada en distintas calles de El Bermejo
- Universidad Nacional de las Artes, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Efemérides publicada el 23/09/ 2022
- Revista Haroldo, “La Sanción de una Ley” de Julia Rosemberg
- Lorenzo Soler en Wikipedia