Se presentará ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación un Amicus Curiae debido a los fallos favorables en primera y segunda instancia judicial de la Ciudad de Buenos Aires por el pedido de patentamiento por parte de la multinacional Bayer/Monsanto sobre la secuencia génetica y código de la vaiedad de semilla MON 89788. Organizaciones ambientalistas como Semillas Libres Ya, ofrecerán una conferencia de prensa hoy a las 10 hs para dar detalles sobre la presentación.
Durante el año 2019 se vienen presentando proyectos de reforma de la ley de semillas, ignorando el espíritu de la Ley de Semillas que aún sigue vigente – la ley 20247- y que establece que las plantas son material biológico no patentable, entre otros aspectos. Sumado a esto, la ley 24481, (Ley de Patente) establece que los productos y procesos a patentar pueden ser los derivados de una actividad inventiva… por lo tanto las semillas quedan eximidas.
La presentación de este amicus curiae – en latín “amigos de la causa”- se origina por iniciativa de la Agrupación Naturaleza de Derechos que advierte sobre la maniobra que pretenden realizar grandes empresas – como Bayer Monsanto- para patentar una secuencia genética eventual de soja transgénica.
Vilma Sans, desde la Ciudad de La Plata (provincia de Buenos Aires) comentó sobre la presentación de un amicus curiae para la defensa de la libre circulación de semillas.
“Esta apelación llegó a la Suprema Corte y el riesgo es que si establece jurisprudencia, si lo acepta, estaría abriendo una puerta al patentamiento de cualquier semilla trangénica que se produzca y pueda ser patentada, cuyos genes se recombinan y si así no la uses, si por polinización cruzada te llega algún gen tendrías que pagarle al “inventor” de esa semilla”, advirtió Vilma sobre el peligro de este.
Con esto en mente, desde la Agrupación Naturaleza de Derechos reunió adherentes para realizar esta petición a la cual se suma la Asamblea Semillas Libres Ya.
En otros peligros, Vilma explicó que si la Suprema Corte habilita el patentamiento de semillas, abre la puerta para que cualquier empresa pueda hacerlo mediante recombinación de semillas trangénicas para luego cobrar derechos de producción. En relación a este tipo de semillas, Vilma explicó: “Tienen capacidad de producir bajo cualquier condición climática porque requiere la aplicación de importantes cantidades de distintos hervicidas, plaguicidas, fulgicidas que los hacen muy peligrosos; Y esto es lo que llega a tu mesa, esto es lo que comemos”.
Sans explicó que la volatilidad de los genes trangénicos es tal, que ya se ha encontrado restos de glifosato en los hielos la Antártida. “Incluso un estudio de la Universidad de La Plata determinó que no hay algodón que no tenga resto de glifosato porque como el algodón se sigue produciendo en el norte chaqueño y la soja transgénica ha llegado a cultivarse en esas latitudes, se imprime el glifosato por deriva en el copo de algodón… aunque estén a muchos kilómetros los campos de soja “, alertó Vilma.
“Es importante que no se piense que es un problema a nivel productor… es un problema de todos. Esa semilla, con la que se producen alimentos, termina en nuestro plato“, destacó Sans.