Exitoína

Por Fernando Álvarez

Líder: término que proviene del inglés “leader”. Es la persona, de un grupo, que ejerce mayor influencia en los demás. Se le considera jefe u orientador y presenta la habilidad de convencer a otros para trabajar en objetivos definidos.

Los líderes existen, no sé si eso es bueno o malo en sí mismo, en general no me caen bien. Creo que son expresión de algo que está bullendo debajo. Yo soy de los que piensan que si Hitler no hubiese existido, otro hubiese ocupado su lugar. En fin, digresiones aparte, hay algo cierto y concreto, desde la asunción del nuevo gobierno vemos que han aumentado las declamaciones y notas en medios privados, y públicos, sobre la necesidad de promover la formación de líderes, de emprendedores, de personas con ganas de triunfar en la vida. Si hasta la neurociencia ha tomado cada vez más lugar en los canales educativos públicos, por su “supuesto” poder oculto para liberar el gen exitoso que todos deberíamos albergar dentro.

Los nuevos tiempos

A nivel nacional la tendencia es clara, un buen ejemplo fue ver la sonrisa ancha de Macri al anunciar como el “mejor gabinete de ministros de los últimos tiempos”, a ese grupo de exitosos ex gerentes de empresas privadas, que hoy están tomando decisiones y manejando los dineros públicos.

La moda también ha prendido en nuestros pagos.

Veo la noticia en distintos medios locales de que se ha formado una “escuela de liderazgo” donde se convoca a obreros de empresas recuperadas para distintas capacitaciones en empresas privadas. Así de corta ha sido la noticia, sin ampliaciones, sin extensiones. Pero conociendo la problemática urgente de las recuperadas, sabemos que en estos tiempos donde se juega su supervivencia o su fin, lo que necesitan más que capacitaciones son gas y luz a un precio razonable, préstamos, seguridad jurídica para seguir trabajando, acceso a créditos para renovar maquinarias, publicidad genuina. En la situación actual las capacitaciones vendrían a ser algo así como que te palmeen la espalda, cuando te acabas de quebrar las piernas.

Éxito educativo

No puedo evitar sentir un frío por la espalda cuando compruebo que el ámbito donde más se nota la inoculación de la vacuna de moda, es en la educación.

Por lo pronto se ha puesto a la cabeza de la D.G.E a una persona con una mínima experiencia en educación pública y una larga trayectoria en una empresa privada (en este caso el multimedio de Vila-Manzano).

Las nuevas propuestas educativas rebozan de términos como gestionamiento, competitividad, productividad, etc. Todos términos surgidos de la lógica empresarial. Se ha pedido a las escuelas técnicas que se asocien con empresas privadas para trabajar sobre las necesidades de estas en el campo laboral.

En el portal educativo se anuncian talleres sobre liderazgo dado a directores. Allí Ema Cunietti (una vieja conocida de los docentes mendocinos) explica que: “el liderazgo directivo es clave para garantizar el aprendizaje del alumno”. Parece ser que solo eso hacía falta.

Para terminar, casi diría como la frutilla del postre, hay colgado en el portal educativo, una serie de entrevistas hechas por una universidad privada a distintos empresarios, dónde estos les dan consejos a los alumnos para que puedan ser… como ellos. Entre estos consejillos estaría: ser creativos, investigar mucho qué negocio empezar, ¡animarse y empezar!, hacer un buen análisis de costo y proyección de mercado, hacerle caso a sus sueños, crear la necesidad en el mercado para imponer el producto soñado, trabajar en equipo y siempre mirar para adelante… y así sigue la larga lista de cosas que nuestros chicos necesitarían para ser empresarios, para hacerse a sí mismos.

No hablemos de boberías tales como el contexto económico, el papel del Estado, el capital inicial o la felicidad personal que no puede estar disociada de la felicidad general.

La verdad que cuesta creer en esta retórica del éxito, tiene sabor a viejo, a malos tiempos, a esos tiempos en que uno caía en la cuenta de que era un perdedor nato. Porque no hay ganadores dentro de un sistema exclusivo. Molesta sobre todo que estos nuevos discursos hayan desembarcado en la educación, porque aquellos que llevamos varios años trabajando en escuelas públicas nos hemos cansado de ver muchachxs brillantes que después de terminar el secundario quedan varados en esa playa que es la falta de contención y de red social.

Muchachxs brillantes, llenos de condiciones, sueños y anhelos, pero a los que les falta pasta de campeón, a los que no les da la nafta, para dar el gran salto y estampar la jeta en alguna revista de moda, como lo hacen los grandes triunfadores.