En nuestra provincia está prohibida la venta ambulante, así lo dispone la Ordenanza 3877/2014; sin embargo, muchas personas recurren a esta salida laboral para solventar sus necesidades y la de sus familias
Conoceremos el caso de Delia, quien vende frutillas en la calle 9 de julio de Ciudad, cerca de la plaza San Martín. Dialogamos con ella, y esto nos dijo:
“Antes de hacer esto, era empleada doméstica. Tengo 15 años de aportes porque antes no se hacían y había mucho abuso con este tema. Me retiré del trabajo porque tengo escoliosis y ahora estoy con mi compañero vendiendo en la calle.”
Al comentarnos cómo transcurren sus días, nos dijo:
“Arrancamos a las 5.30 de la mañana, vamos al mercado cooperativo de Guaymallén y desde ahí al centro. Nos manejamos en colectivo pero cuando hay mucha mercadería, buscamos un taxi para que nos traiga y después nos volvemos a la casa a las 2 o 3 de la tarde y llegamos a Corralitos alrededor de las 5 de la tarde.”
Así es la rutina de lunes a sábado de esta pareja de mendocinos, que saben que la venta en la calle no es muy redituable pero mejora los fines de semana o con la presencia de turistas. Saben que tener buenos precios, les permite aumentar sus ventas.
Además de las inclemencias climáticas que deben soportar, también tienen que lidiar con la municipalidad que prohíbe su trabajo: “Con la municipalidad nos llevamos mal porque no nos dan permiso para trabajar, a veces nos han amenazado con quitarnos la mercadería. Yo me he puesto hasta llorar porque me da impotencia de que me quieran quitar lo que es mío”, finalizó Delia.