En comunicación telefónica con Alberto Santillán, padre de Darío Santillán, a razón de la conmemoración de La Masacre de Avellaneda. Un 26 de junio de 2002, en un operativo conjunto entre la Policía Federal, la Policía Bonaerense, Gendarmería y Prefectura reprimieron con brutalidad una masiva movilización convocada por diversos sectores políticos y sociales. Las balas alcanzaron la muerte de dos militantes: Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Tristemente se escribió en la historia argentina un capítulo más de violencia y represión de las fuerzas de seguridad, conocido como La Masacre de Avellaneda.
“Tengo una serie de sentimientos encontrados, me quedo con el recuerdo Darío. Fue auténtico hasta el último momento de su vida, con solidaridad, sin dejar a sus compañeros solos. Estos 16 años hemos luchado contra la injusticia de que los responsables de la masacre siguen en libertad, los autores intelectuales de la masacre, Duhalde y Felipe Solá, y parte de su gobierno. Si bien logramos la condena de los autores materiales…
Hemos conseguido que la estación de Avellaneda lleve los nombres de Darío Y Maxi, por eso creo que si bien la justicia es difícil, también tienen una condena social. La justicia archivó la causa, y nosotros como querellantes, tenemos que trabajar más que la propia justicia. Por eso seguimos redoblando los esfuerzos, como cada día. Es por amor a Maxi y a su lucha.”
Pasaron muchos gobiernos, mucho velo mediático, y muchos responsables de la justicia… “Yo quisiera hacer el duelo de la muerte de mi hijo, pero aún veo en los grandes medios, siguen mintiendo y ocultando… En su momento Clarín tituló el asesinato de los chicos como ‘La crisis se cobró dos nuevos muertos‘.” Ese es un claro ejemplo de cómo articularon y aún lo hacen las complicidades de los poderes políticos, judiciales, de las fuerzas de seguridad y los grandes medios.
Darío y Maxi siguen presentes en las luchas populares: en sus cortos años, trabajaron para crear conciencias, para llegar con la educación popular. Y fue su solidaridad la que generó que después de su muerte se creara el Frente Darío Santillán. “A sus 21 años tuvo una intensa vida. Se fue a vivir a un barrio popular y él creía que era su lugar en el mundo, él quería darles herramientas para luchar”.
Hoy el contexto es el mismo, los reclamos son los mismos… sabemos lo aceitado que está el sistema represivo, el gatillo fácil, la impunidad que les da la Doctrina Chocobar, el apoyo y sostenimiento de la Minsitra Bullrich… “Ya lo vivimos con la desaparición de Santiago Maldonado y Nahuel… no hubo un solo preso, hasta fueron ascendidos. Y la crisis está haciendo que haya muchas necesidades, y las necesidades hacen que la gente salga a la calle. Nos siguen metiendo la mano en el bolsillo, nos siguen reprimiendo… y la violencia la está ejerciendo el Estado”.
Este año, en la tradicional Marcha de las Antorchas, paradójicamente, la policía esperaba a quienes participaban de la misma, en el Puente Pueyrredón.
(Imagen de La Izquierda Diario)