Natalí Ramírez Burgo, Psicóloga y asesora psicopedagógica de dos escuelas primarias, rurales y albergues ubicados en Ranquil Norte. Esc.8-443 y Esc. Prof. Héctor Cubo de Ranquil Norte Esc.8-659, Río Colorado de Pata Mora. Las dos escuelas más australes de la provincia ubicadas aproximadamente a 200 kilómetros de distancia una de otra.
En el mes donde celebramos la docencia, compartimos una de las experiencias de tantes docentes que le ponen el cuerpo y el alma cada día de sus vidas para lograr un mundo un mejor y justo.
“Por las distancias que hay entre las familias, los puesteros y toda la cabecera municipal, estas son escuelas albergues, entonces aquí se ingresa y se está entre 15 o 17 días dependiendo las escuelas. Dentro de la escuela vivimos docentes, estudiantes; compartimos desayuno, almuerzo, cena… y es una dinámica completamente distinta a las escuelas del centro porque aquí con tanto tiempo compartido, nos hacemos un poco más familia”, contó Natalí.
Otro de los factores que convive en este tipo de experiencias es la lejanía, las distancias, maestres que viajan desde la Ciudad, San Rafael o Malargüe en recorridos que van desde las 14 o 16 horas para llegar a las escuelas. Ambas escuelas reúnen un total aproximado de 50 estudiantes.
“Tenemos necesidades edilicias como en la mayoría de las escuelas pero aquí aún más por el hecho de que estamos lejos de todo, nadie nos ve; y el transporte también es complejo en las dos escuelas”, comenta Natalí en relación a las necesidades que atraviesan.
Sin dudas la pandemia no fue un hecho menor para estas escuelas, y esta situación fue relatada por Natalí: “El año pasado fue muy difícil. Al comienzo el vínculo fue muy difícil porque solo era por llamadas telefónicas, luego cada mes se entregaban las bolsas de mercadería y los cuadernillos que les dejaban a los chicos. También hacíamos programas de radio, para que las pasaran en la radio de la zona para quienes vivían más lejos; Y este año empezamos con una presencialidad por burbujas, menos días y se pudo ir vinculado mejor”.
“Han sido muchos los estragos de la pandemia a nivel pedagógico y psicoafectivo; ha sido difícil restaurar ese vínculo, recuperar el tiempo en relación a los contenidos pedagógicos; entonces también es armarnos de paciencia y entender que la situación nos excedía a todos e intentar establecer un camino nuevo en cuanto a las expectativas de aprendizaje que debería tener cada día en un tiempo determinado”, reflexionó Natalí.
Natalí nos comentó que cuando llegó a Mendoza hace 6 años, se enamoró del trabajo en el campo, y debe sortear muchas dificultades y necesidades para trasladarse, largas caminatas en la madrugada para llegar desde el lugar donde la deja el colectivo hacia la escuela. “La principal dificultad que encuentro de trabajo aquí es el tema del transporte, dado que pasa solo dos veces a la semana, es una de las condiciones que te hacen repensar la situación. Pero me encanta este trabajo y lo hago con mucho amor por eso lo sigo haciendo a pesar las dificultades. Y por supuesto que si se hubiera alguna solución o alguna forma de que eso mejorara, sería espectacular, porque realmente las comunidades de estas escuelas te enseñan un montón de cosas”.
Experiencias que necesitan atención y respuesta ante las dificultades que se les presenta, tanto a les estudiantes como docentes. Experiencias que necesitan que el Estado atienda y solucione. Experiencias que nos acercan al camino marcado por Paulo Freire, donde la educación es un acto de amor, por tanto un acto de valor.