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EDITORIAL
Pasó el 25 de mayo. 212 años después de aquel primer grito independentista de 1810. Visto con los ojos de la historia, nuestra nación es apenas una joven, una adolescente. Le llevó la mayor parte de su historia poder generar un sistema de gobierno con una estructura republicana, y todavía no ha vivido 40 años seguidos de democracia continua y sin interrupciones.
Si lo miramos con los ojos de la historia, todo se vuelve relativo y toma otra dimensión. En esta época salvaje de Inmediatez, virtualidad y estupidez entronizada, parece difícil encontrar el lugar para la reflexión. Y aquello que hace poco tiempo creíamos difícil de ocurrir, hoy no nos parece tan lejano. Que un grupo sectario, antidemocrático y dogmático tome el poder y recorte derechos a las minorías, parece hoy algo normal, y para mucha gente incluso necesario.
Hace unos 80 años el autodenominado mundo civilizado se hundía en la peor de las pesadillas “los fascismos” ideologías que planteaban que la culpa de nuestros problemas la tenían los menos capaces, y según el país de turno, se señalaba a esos grupos y se declaraba a viva voz que había que eliminarlos, y luego, se los eliminaba. Sabemos que esas ideologías triunfaron porque – lamentablemente, nos guste o no – tenían un amplio consenso entre una buena
parte de la sociedad. Mucha gente elegía creer que sus problemas tenían relación con algunos de sus vecinos, culpa de ellos les iba mal. Y así fue como cuando los vinieron a eliminar, no hicieron ni dijeron nada. Y algunas veces, incluso
hicieron todo lo que pudieron colaborar con esa eliminación.
Este cuentito, se ha repetido incontables veces, en prácticamente todos los países, y siempre salió mal. Se eliminó, reprimió, castigo y empobreció a una buena parte de la población, y los problemas continuaron igual, e incluso peores que antes. Hoy lo que parecía una locura ya no lo es tanto, nuestra jovencísima democracia parece en jaque, muchos grupos plantean que hay ciertas cosas que no deberían existir, cuando justamente la democracia propone que todo lo que existe, debe existir. Esa es la idea. Los medios se han plegado a esta lógica antidemocrática, porque negocios son negocios y está demostrado que la libertad absoluta no se lleva bien con ciertos negocios, sobre todo cuando son muy grandes.
Cuando se encuentre con esta revista La Mosquitera, probablemente estemos más cerca del 9 de julio, ese otro aniversario patrio. En todo caso el análisis será más o menos el mismo. La historia es cíclica, si bien va siempre para
adelante, no necesariamente esa evolución implica estar mejor que antes. Hoy en general en el mundo, queda claro que las cosas no están mejor que antes. Por eso hacemos La Mosquitera, este es nuestro humilde aporte, nuestro pequeño gran palo en la rueda para todos los que creen que para estar mejor, hay que reprimir, castigar, empobrecer,
eliminar a cierta parte de la sociedad. Eso ya se vio no funciona, ni funcionará nunca.
Por muchos más días en libertad, democracia. ¡Y con más derechos que antes! ¡Viva esa patria!