Setiembre es el mes amarillo de prevención sobre el suicidio y cada 10 de septiembre el mundo pone la mirada en esta problemática tan silenciada. Según datos internacionales, esta causa provoca más muertes que los accidentes de tránsito, afectando sobre todo a jóvenes de entre 19 y 35 años. Alba Jauregui, integrante del Centro de Atención y Ayuda al Suicidio, advirtió que “cada vez que se pierde una vida, la pérdida de una vida afecta muchas vidas”.
Hablar de suicidio no induce a cometerlo, y es necesario romper con ese tabú. Alba explicó que “cuando nosotros vemos que una persona ha cambiado visiblemente su enfoque de la vida, está más retraído, más triste, más problemático, no habla, se recluye”, es fundamental acercarse y preguntar. Un gesto de observación y acompañamiento puede ser clave para que la persona no quede aislada.
El suicidio es también un problema social, que se agrava en contextos de precarización y desigualdad. La construcción de redes de cuidado comunitario, familiares y de amistad, sumada al acompañamiento profesional, resulta imprescindible. Tal como se sostiene en el enfoque político de comunicación popular, la democratización de la palabra y la defensa de los derechos humanos deben estar en el centro de las agendas públicas
Alba también subrayó la importancia de no tener miedo a preguntar y de ofrecer alternativas: “preguntar esto a nadie le hace mal, además es un acto de consideración hacia el otro, porque quiere decir que lo observamos, que lo tenemos presente, que no nos es indiferente”. Y agregó que el acompañamiento debe sostenerse en el tiempo, con el compromiso de familiares, amistades y profesionales de la salud.
👉 Invitamos a escuchar el audio completo de la entrevista con Alba Jauregui para profundizar en estas reflexiones y conocer los canales de ayuda disponibles: