LA PRIMER MÉDICA ARGENTINA, CECILIA GRIERSON: “HAY QUE DESPERTAR CORRIENTES DE BONDAD”

HOMENAJE A LA PRIMER MÉDICA ARGENTINA: CECILIA GRIERSON                   

Hace unos meses se puso en el foco de la escena mediática una decisión del gobierno de Ciudad Autónoma de Buenos Aires… a partir de una reforma en la Carrera Profesional en los ámbitos de la salud, que le quita el rango de Profesionales de la Salud a Enfermeros y Enfermeras, sean técnicos, licenciados, postgraduados, etc.

Pues la historia puede explicarnos por qué es importante valorar todas las tareas profesionales que habitan los espacios de cuidado, promoción y recuperación de salud. Por suerte existieron miles de varones y mujeres que en otros tiempos han llevado nuestro sistema de salud como uno  de los más reconocidos en nuestra región. En esta oportunidad traemos del lejano S XIX a una mujer a quien queremos rendir homenaje… porque sólo muere quien es olvidado: la primera médica argentina, Cecilia Grierson.

De chiquita ya se le notaba el compromiso social

Cecilia Grierson nació en una familia de inmigrantes irlandeses y escoses, el 22 de noviembre de 1859. Tuvo acceso a una buena educación para la época, habitando su infancia y juventud en Entre Ríos y Uruguay; luego emigró a Buenos Aires pero una fuerte enfermedad de su padre obligó a que regresara a colaborar con las obligaciones familiares. Entonces fue en Entre Ríos donde se dedicó a  la docencia como maestra rural, tan sólo con 13 años, en una escuela que había puesto con su madre. Ya se vislumbraba una fuerte vocación por el trabajo para y con la comunidad.

La vida le dio otra oportunidad con los años y luego de la muerte de su padre volvió a Buenos Aires. Su incipiente experiencia en la docencia le permitió trabajar como institutriz en una familia acomodada de la Ciudad porteña mientras continuaba sus estudios en el magisterio. Brillante, una vez recibida de maestra ingresó a la Escuela Mixta de San Cristóbal, pudiendo inclusive llevar a su familia a vivir con ella a Buenos Aires.

Educar, se sabe, es una de las principales tareas de las y los profesionales de la salud. Pues Cecilia no sabía lo valiosa que iba a ser esta primera formación para lo que estaba por emprender.

De la educación a la salud

A causa de la pérdida de una muy querida amiga suya, esta jovencita de poco más de veinte años, decide darle una vuelta a su destino y emprender sus estudios en la Facultad de Medicina, de la Universidad de la Capital. Ser mujer y aspirar a ser médica generó fuertes condicionamientos implícitos en esta casa de altos estudios.  Ingresó gracias a su propia argumentación, se convirtió en una alumna ejemplar de la carrera, hecho que le permitió ser ayudante en la Cátedra de Histología y practicante en diversos hospitales de Asistencia Pública.

Con una tesis original, “Histero-Ovariotomías efectuadas en el Hospital de Mujeres desde 1883 a 1889” y ya pensando en la salud de las mujeres, obtuvo su título como Médica Cirujana. Desde entonces su vida fue generar aportes a la medicina, a la enfermería, a las prácticas profesionales en diversos ámbitos del sistema de salud. Dejando huellas que hasta hoy perduran, fruto de sus investigaciones y sistematización de conocimientos prácticos para lograr cambios profundos en el sistema de salud.

En 1981 fue una de las principales promotoras para la creación de la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino. Desde esta institución promulgó una formación integral, profesional, actualizada en materia de atención de la salud, de kinesiología, entre otras disciplinas. En 1982 también dio vida a la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios.

La escritura le resultaba una buena aliada en su faena como profesional de la salud y como educadora en estos espacios, que necesitaban tanta formación. Así Cecilia, escribía y publicaba sus saberes sobre atención de heridos en accidentes, educación para ciegos, cuidado de enfermos, y su magistral obra “Primer Tratado Nacional de Enfermería”… había encontrado la forma de amalgamar sus dos pasiones, potenciándolas a fuerza de tanta pasión.

Enseñaba anatomía en la Escuela de Bellas Artes, atendía a niños  y niñas con problemas con discapacidad mental, de manera gratuita en su casa. Su perspectiva empática y amorosa la hacía entender  que la atención a niños y niñas hospitalizados debía ser con amor, con juguetes, con paredes llenas de dibujos alegres y decoraciones infantiles. Pero también gracias a su sentido práctico implementó varias modificaciones en el quehacer de la enfermería, como el uso obligatorio del uniforme, sirenas de luz y sonido en las ambulancias, cuidados durante el puerperio, métodos novedosos de aislamiento de enfermos durante un brote de cólera, entre tantas prácticas que cambiaron la mirada de cómo curar y atender a quienes lo necesitan.

Su compromiso político con las mujeres y la lucha por la igualdad de derechos

Ya surcando el fin de siglo, tenía tanta vitalidad Cecilia Grierson que también se sumó a la lucha por los derechos de las mujeres, de la mano de Alicia Moreau de Justo, y otras pioneras universitarias, en el reciente creado Partido Socialista Argentino. Lucharon para que las mujeres ampliaran sus derechos en la vida civil, universitaria, laboral y mercantil, mediante la propuesta de  modificación del Código Civil vigente.

Por esos años y en los subsiguientes, Grierson participó en encuentros internacionales en los que no pasaba desapercibida, por su trayectoria, militancia, compromiso y aportes. Llegó a ser la Vicepresidenta del Congreso Internacional de Mujeres en 1989, en Londres.

Casi al final de vida, pasando los 70 años, solía decir que no logró ser docente universitaria, ni directora de un hospital por su condición de mujer. Murió pobre, con una pensión básica. Dejó como donación un terreno para construir Los Cocos, una escuela y casa de descanso para maestros, en la Provincia de Córdoba. Un año después de su muerte, la Escuela de Enfermería de la Ciudad de Buenos Aires llevaría su nombre en honor y gratitud a tanto compromiso.

La Doctora Cecilia Grierson es una de las nuestras, sigue viva en la memoria. En su homenaje levantamos en alto la dignidad de las miles de mujeres profesionales de la salud, que sostienen el sistema de salud, a lo largo y ancho de nuestro país.