Recorremos las calles de El Bermejo, y en esta oportunidad nos detenemos a conversar con Pocho, el pollero… uno de los negocios emblemáticos de la zona: una pollería cultural y popular. Nos comparte su mirada ante un contexto de pandemia resistiendo en nuestra comunidad.
Para conocer más sobre la historia del lugar, Pocho nos cuenta: “En realidad más de hace 30 años que estoy acá, pero antes tenía una carnicería pero la famosa crisis del 2001 me reventó, quedé endeudado por completo, me tuve que ir, dejé el negocio por dos días para que el dueño a quien le alquilaba -que para mí era como un padre- , no me viera tan mal y con los pocos mangos que me quedaban en el bolsillo me alcanzaba para dos cajas de pollo así que cambié repentinamente de la carnicería a la pollería con dos cajas”.
El recuerdo nos trae no solo la angustia de una crisis asfixiante para el pueblo sino también el coraje de hacerle frente con lo que se pudiera: “Entre tanta gente que nos ayudó estaba el Tito Trasobares que se encargó de divulgarnos y empezó a llegar gente amiga; también Graciela Hornos, otra clienta histórica que nos ayudó mucho en la divulgación del lugar, y así también un día llegó Roberto Rosas, y todos los demás; y esa afinidad con toda la gente que ha sido una de las cosas especiales en mi vida”.
El año pandémico presenta nuevamente un escenario complejo para laburantes como el Pocho, quien reflexiona: “Es difícil. Desde el año pasado que la venimos peleando bastante; esta última semana hemos tenido un bajón importante de la actividad pero así y todo, me imagino qué hubiera sido con un neoliberalismo arriba: nos mata directamente”. Y agrega: “Se ve gente que cumple con las medidas, muy pocos de manera estricta y muchos se han relajado: andan sin barbijo, se abrazan, se tocan. Es más, tendría que poner un cartel porque ahora hasta dar el puño, en estos momentos como está la cosa, es peligroso”.
Sobre el impacto de la pandemia en el sector económico de El Bermejo, Pocho nos dice: “Estamos todos en la misma situación, cuando la actividad económica cae para un sector, cae para todos. Yo hablo con el ferretero, con el carnicero del triángulo, con el heladero, con el de la mercería, todos estamos pasando lo mismo”.
¿Cuál es la salida ante todo este contexto? le preguntamos a Pocho, como buscando una esperanza que abrigue y sin dudarlo nos dice: “Y la solución no la tengo yo, pero las salidas siempre van a ser colectivas; la parte individual ya nos demostró que no sirve para nada; me puede tocar en suerte levantar la cabeza un poco, pero si el de al lado no levanta cabeza yo tampoco voy a andar bien”.
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