Que la prisión exista, y de la manera que existe, es una aberración antropológica. Se sabe. Se trata de un dispositivo biopolítico destinado a enjaular pobres, luchador@s sociales y algun@s ladrones de gallinas (para tranquilizar al sector derecho del padrón electoral), aunque dejando fuera a l@s delincuentes más grandes, apoltronados en sus sillones ministeriales, en sus juzgados, en sus comisarías.
Para entender lo que la cárcel puede significar en sus habitantes, basta con pensar dos minutos en uno de sus apodos: “la tumba”. Es que de verdad, allí dentro un@ puede dejarse morir la mente, el corazón, el cuerpo. Pero también es posible vivir, y vivir en la cárcel es una lucha, una praxis cotidiana que puede asumir diversas formas: hacer murales, mandalas, escribir, leer, bailar, es decir, ser libres, practicar, hacer, ejercer la propia e irrenunciable libertad.
Además en la cárcel existe la escuela, y ésta debe diferenciarse de aquella para no sucumbir bajo su naturaleza: si la cárcel ofrece palo, la escuela debe ofrecer libros; si la cárcel ofrece apatía, la escuela debe ofrecer oportunidades; si la cárcel ofrece reja, la escuela debe ofrecer las alas. L@s profesor@s de nuestra escuela (CENS 3-503) trabajamos con dicha conciencia. Y entre los diversos frutos de este trabajo podemos mencionar algunos como la revista “Despertar comunitario” (del aula núcleo, en el complejo penitenciario de Boulogne Sur Mer), la revista “La ganzúa” y el flamante libro poético “El corazón y las espinas” (del penal de mujeres de El Borbollón, y del RAM, Régimen Abierto de Mujeres en Godoy Cruz). Precisamente estos tres proyectos fueron elegidos para ser presentados en la feria del libro 2017. Del libro “El corazón y las espinas” cabe destacar que fue diseñado por la editorial independiente Babeuf y materializado por Gráfico Asociados (cooperativa de trabajadores gráficos), conteniendo algunos de los poemas y cartas que las mujeres del Borbollón escribieran en el “taller de poesía y otras yerbas” durante el ciclo lectivo 2017.
Que desde lejanas oficinas se intentara entorpecer la presentación en la feria, con difusos y/o peregrinos fundamentos que desconocen los deseos de nuestr@s estudiant@s, no resultó extraño para nosotr@s, trabajador@s de la educación intramuros, acostumbrad@s a laburar contra la exclusión y la invisibilización propias de la cárcel, sobre todo con respecto a las mujeres. Pero esto solo resultó ser un aliño de la presentación que finalmente sí se llevó a cabo. De hecho, ese día, un lloviznante 11 de octubre, la sala Iverna Codina, se constituyó en un oasis de gente en medio de la desértica feria del libro. Estudiant@s de diversas escuelas, profesores, familiares de nuestras estudiantes, representantes del SUTE y público en general, rebalsaron la sala.
Finalmente, decimos, la presentación se realizó. Pero de un modo extraño y maravilloso. La jornada en principio solo iba a consistir en pedir disculpas a los asistentes por no poder presentarles los trabajos, luego saludar y listo. Pero no. Después de algunas explicaciones, tomó la palabra Sebastián Henriquez (SUTE), quien, frente a la imposibilidad de l@s profesor@s, propuso como dinámica que l@s asistentes, saliendo de un papel pasivo, se hicieran cargo ell@s mism@s de la presentación leyendo poemas y escritos de l@s estudiantes. De este modo, pues, vulnerando las rejas, burlando las trabas, la voz de l@s estudiantes se vio reencarnada en la voz anónima y libre de l@s asistentes. Pero no solo esto, sino que además cada poema, cada escrito fue ocasión para el debate, generando un espacio de interacción y reflexión que excedió por mucho a la mera presentación expositiva. Como ya dijeran Tanguito y D´Elía, esta vez el amor fue más fuerte.
Leonardo Godoy
(Tallerista, CENS 3-503)