Por Valeria Marchan
El 6 de febrero, distintos medios de comunicación, informaba que la escritora Liliana Bodoc fallecía tras regresar de Cuba donde había participado de la Feria del Libro en La Habana. La cultura argentina se puso de duelo. Su nombre es uno de los más importantes dentro de los referentes de la lectura juvenil e infantil.
Escribió alrededor de treinta libros siendo los más conocidos, los tres que componen “La saga de los Confines”. Apasionada por la literatura fantástica afirmaba que la palabra poética era otra forma de conocer el mundo: “es imposible imaginar algo que no conocemos, si uno piensa en un centauro… claro un centauro no existe o suponemos que no existe, pero si existen los caballos y si existen los hombres, con lo cual lo fantástico es esta posibilidad de unir de manera diferente lo que conocemos. Esas uniones no son caprichosas, unir un hombre y un caballo tiene un sentido simbólico, profundo; nos está queriendo decir algo de la especie humana y de la especie animal. La literatura fantástica es otra forma de escribir sobre la realidad…” En La saga de los confines se materializa esta forma de conocer y contar el mundo. El eje central de la obra es la invasión de Las Tierras Fértiles por parte de ejércitos llegados a través del mar desde otro continente, las Tierras Antiguas. Esto nos remite a la conquista de América llevada a cabo por ejércitos llegados desde Europa, llamado el “Viejo Mundo”. Aspectos históricos y culturales asoman sus narices en esta épica fantástica. “…los pueblos de La saga de los Confines no son estrictamente los pueblos americanos. Si bien hubo una referencia y trabajo bibliográfico, trabajé libremente sobre ese referente, no puse a la ficción de rodillas ante la realidad. Hice y deshice como me dio la gana. Lo único categórico es el punto de vista ideológico. Uno tiene que ponerse de un lado. Aunque nada es ni negro ni blanco, en algunos casos hay que decir contundentemente de qué lado se está. Sin embargo, dentro de esos pueblos hay roces.”
A leer esta obra, quien alguna vez se acercó al Tolkien, descubre también mucho de su estética narrativa. Lo que Liliana Bodoc hace es apropiarse del género más blanco y más europeo de todos, el fantasy, y subvertirlo. Amaba a Tolkien (El señor de los anillos), Ursula K. Le Guin (Cuentos de Terramar). Entendía que para dejar de disfrutarlos como lectora y asumirlos como influencias de escritura debía tomar sus modelos y escribir una épica latinoamericana.
“Cada uno de sus libros merece atención. Pero sucede que muy pocos escritores contemporáneos lograron un texto con el peso de La saga de los Confines: peso político, peso narrativo, un lenguaje deslumbrante, una fluidez magistral. Esta historia parece y suena con el eco de la memoria de una batalla antigua y real. Es actual y vieja, es un ejercicio de mediunidad para traerla a este plano, como traen sus relatos de viajes los chamanes”. (Página 12)
Liliana Bodoc dejo a la literatura latinoamericana más rica, más abundante y fértil, contagio su pasión por la literatura fantástica a sus lectores, paso por la vida de quienes la conocieron, mucho o poco, dejando un recuerdo inolvidable.