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Se vino la primavera nomás, mientras usted lee esta revista es muy probable que Brasil ya haya tenido su primera vuelta, todo parece indicar que en la recta final Lula, se acerca cada vez más a la presidencia del gigante sudamericano.
Si es elegido, se abre un panorama más que interesante en Sudamérica, Chile, Colombia, Bolivia, por qué no Perú… el progresismo retorna con menos bríos y más alianzas con la derecha, pero con un objetivo común volver a mejorar
el nivel de vida de las mayorías populares, que por razones que habrá que estudiar con más detalle, apoyaron de forma contundente a las derechas luego del primer ciclo progresista en el continente.
Faltó trabajo de base, faltó convencer, trabajar sobre los medios y su llegada, faltó emprender con convicción ciertos cambios, también privilegiar la honestidad, ser y parecer, en fin. Ahora es tarde, el mundo desarrollado está girando hacia la derecha. Por aquí la derecha solo propuso gobiernos que oprimieron y empobrecieron, por eso muchos les están dando la espalda. Aunque en particular en nuestro país, el gobierno que fue puesto para reconstruir el tejido social roto durante la administración de Macri, ha caminado a tientas, desaprovechando la oportunidad de nacionalizar Vicentín, acordando con el F.M.I. sin revisar primero esa deuda espuria, y más recientemente, recortando fondos en cultura y educación.
Es complejo el escenario que se abre en nuestro país, para las próximas elecciones, es incierto, y la derecha amenaza –según las propias palabras de sus representantes – con no andar a tientas, como en su primera administración, “vamos por todo”. Aquí en la provincia cuesta ver como un partido centenario, como la U.C.R. que es a lo largo de su historia un testimonio de defensa de la democracia, hoy es quien persigue a los trabajadores municipales, y les paga salarios
miserables, quien propone reformas judiciales para recortar derechos, quien demoniza a sus adversarios políticos, o persigue a dirigentes sociales y gremiales.
Y por si esto fuera poco, tuvimos en el medio un intento de magnicidio, y la justicia, sin dudas una deuda pendiente de nuestra democracia es democratizar la justicia. Los jurados populares son una muestra, la ciudadanía puede intervenir
en la justicia y mejorarla. Deudas pendientes, incógnitas, abismos que parecen abrirse hacia adelante. Mientras, los pueblos siguen caminando. Esa es la idea, caminar, pero no en soledad, sino juntxs. ¡Bienvenidxs al número 174 de la revista La Mosquitera! Una buena forma de no andar solxs por el mundo.