Continuación de “Lo efímero en Vendimia I”
Por: Prof. Mónica Pacheco
Los testimonios de los artistas que actuaron en la Fiesta de la Vendimia Reflejos de mi Ciudad, en su calidad de personas que vivieron hechos sin precedentes, coinciden respecto del maltrato al que se vieron sometidos. Comenzando por el hacinamiento con el que empezaron el evento, la ausencia absoluta de un plan de evacuación y la desesperación en el momento en que colapsaban los escenarios y se volaba el techo (a escasos centímetros de las cabezas de los músicos) llevándose consigo cables, luces y otros objetos. Describen cómo fue sentirse presos e impotentes en medio de una tormenta terrible, parados en un piso que se movía y colapsaba, situados en un espacio demasiado reducido que no tenía pensada salida de emergencia, absolutamente a oscuras, rodeados de objetos en desorden que no podían ver (cables, arcos, baquetas, fundas, sillas, atriles) sin poder desplazarse. Entre truenos, lluvia y ráfagas de viento fuerte salieron de allí como pudieron, sin luces de emergencia, ayudados principalmente por sus compañeros y los utileros de la misma orquesta. Sintieron en carne propia cómo su vida e instrumentos musicales (que no son meros bienes materiales) corrían peligro.
Los camarines de actores y bailarines eran tiendas de campaña y se volaron por completo, dejando los objetos personales y ropas a la intemperie y a expensas de quienes pasaban. De hecho sufrieron importantes robos.
Aunque el informe del Secretario de Extensión habla de heridas leves, los artistas aportaron fotos tremendas de machucones, rasguños, cortes y golpes múltiples de sus compañeros y compañeras. Los golpes en los cuerpos de todos los artistas y los daños materiales (tanto del patrimonio de la Universidad, como de ellos mismos) tal vez sean visibles o mensurables, aunque no resulta difícil imaginar aquello que no se ve, las inconmensurables heridas psicológicas individuales y colectivas.
Los artistas no sólo describen sus terribles vivencias en esta oportunidad y la desprotección a la que se han visto sometidos, sino que denuncian que los hechos acaecidos “no son los primeros en materia de negligencia y errores” en cuanto a condiciones mínimas para desarrollar su trabajo, enfatizando la inexistencia de previsión y de protocolos de seguridad comunicados y compartidos.
Mientras los artistas denuncian la falta de normativas básicas tendientes a garantizar la vida humana, y cualquier persona del público asistente puede dar cuenta de la ausencia absoluta de protección; todos pudimos escuchar o leer las versiones de las autoridades. Tanto el Intendente de la Ciudad de Mendoza, como el Secretario de Extensión de la UNCuyo expresaron que “la voladura del techo del escenario de los músicos, (…) se comportó acorde con lo estipulado por el fabricante Layher Alemania, desplazándose hacia atrás y debajo para minimizar accidentes y pérdidas humanas”. Las voces de quienes deberían protegernos minimizan los daños materiales y califican como “lesiones leves” a todo aquello sufrido por los artistas, expresando además, que “gracias a las acciones de preventores” se logró evacuar al público del Parque Central sin problemas.
Apenas puede creerse el cinismo de estas palabras, sin embargo, las autoridades condujeron una vez más a la comunidad universitaria a una terrible polarización, dos enceguecidas posiciones, centrando su atención en cuestiones tangenciales. Mientras las autoridades desplegaban acciones y supuestos discursos de la oposición para proteger a su Secretario de Extensión y difamaban a la Comisión acusándola de tener la única intención de hacer despedir al funcionario responsable, otros grupos políticos se empeñaban en castigarlo y hacer que lo separen de su cargo. El resultado debería haber sido llegar a la verdad, responsabilizar por la catástrofe a los funcionarios institucionales que se equivocaron por impericia u otras razones y discutir seriamente cuestiones de fondo. ¿Corresponde a la Universidad hacer convenios con los Municipios para convertirse en productora de espectáculos vendimiales? ¿Por qué razón no se suspendió la fiesta en virtud de los pronósticos del clima? Sabiendo que era posible enfrentar contingencias climáticas desfavorables ¿Por qué no se tomaron los recaudos necesarios? En un contexto azotado por permanentes femicidios ¿Por qué nuestra Universidad, en la misma medida en que se expide contra la violencia de género, avala concursos de belleza que reifícan modelos denigrantes para la mujer? Es una preocupación generalizada entre los profesores que pertenecemos a diferentes Facultades de la UNCuyo, la falta de vínculos orgánicos e institucionales que Rectorado manifiesta en relación a este caso, como a otros múltiples que suponen articulaciones con la comunidad. Si Rectorado tuviera en cuenta las Unidades Académicas que le dan sentido, podría haber actuado más responsablemente: no desoyendo por completo a los expertos, investigadores universitarios sobre clima, contemplado la participación de la Facultad de Ingeniería a la hora de construir o habilitar las estructuras de los escenarios antes de la Fiesta, o bien solicitar colaboración de sus expertos para detectar las posibles fallas constructivas cuando todo colapsó. ¿Por qué en lugar de recurrir a la Facultad de Ingeniería para examinar las fallas, se terminó de desarmar lo poco que el viento dejó en pie antes de las 8 de la mañana? Continuando con la idea de un Rectorado articulado con sus Facultades, sería deseable que se hubiera tenido en cuenta a la Facultad de Artes y Diseño, desde la selección de artistas y diseñadores para participar, hasta la defensa de sus derechos y garantías. Desde hace muchos años alumnos y docentes de esta Facultad han participado en diversos y múltiples roles, tanto en Fiestas Departamentales, como en la Fiesta Central y carrusel, no como agencia de eventos, sino como formadora de artistas capaces de insertarse en la comunidad, incluso los alumnos se han visto beneficiados conformando equipos de profesores y alumnos que diseñaban y producían los carros. Luego de la fiesta, los materiales se donaban para ser reutilizados en las cátedras.
Han pasado varios meses, los involucrados no se han repuesto aún de todo aquello a lo que se han visto sometidos…, y no escampa. Las verdades y responsabilidades no aparecen visibles y claras. Las voces se ocultan, se silencian, se ausentan, se acallan. Por eso la opinión pública y el sentido común resultan una vez más de vital importancia. En la historia de nuestro país sobran los ejemplos, el ocultamiento de la realidad, ejercicio sostenido y recurrente de quienes no tienen escrúpulos, ha cobrado múltiples formas durante períodos infames, tapando hasta los muertos con el manto del olvido. Pero la gente, el pueblo argentino ha demostrado su capacidad para ver claramente entre las sombras, incluso en tiempos en que solapadamente y no tanto, vuelven a privarnos de nuestros derechos. Esto tiene todo que ver con una fuerte frase que los organismos artísticos de la Universidad expresaron por escrito el 1 de marzo de 2017 en relación a sus vivencias durante la Fiesta de la Vendimia de la Capital: “Dados los últimos sucesos, que no son los primeros en materia de negligencia y errores, las pérdidas materiales son simplemente un número que debe ser reparado. En tanto, la vida de las personas debe ser preservada”.
Prof. Mónica Pacheco
Magister en Arte Latinoamericano
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO