LOS GRANDES PATRIOTAS DE JUNIO

Junio, además de ser un mes frío, aunque a veces nos sorprende con días de un sol esplendoroso, nos trae la historia de dos grandes de nuestra Patria. Aunque los recordamos a ambos en el día de su muerte -lo que no termina de gustarnos mucho y sería mejor recordarlos en alguno de sus días gloriosos- el mes de junio enlaza la historia de Don Martín Miguel de Güemes y de Don Manuel José Joaquín del corazón de Jesús Belgrano.

GÜEMES

Martín Miguel de Güemes fue un joven oficial salteño, nacido el 8 de febrero de 1785 que tuvo una gran actuación en la denominada “Guerra de guerrillas”, siendo fundamental para la consecución del plan de liberación continental del General José de San Martín, ya que el norte de nuestro país estaba ocupado en gran parte por los realistas y gracias a la actuación del General Güemes y sus infernales -como le llamaban a sus grupos de hombres armados- pudo concretarse con éxito.

Tuvo ocho hermanos, entre ellos se destaca su hermana Macacha, quien lo acompañará en su lucha por la libertad y será una figura muy importante en la gesta contra los realistas.

A los 14 años partió de su casa para ingresar como cadete a la 6ta compañía. Con sus compañeros de milicia, hacía largas expediciones a caballo, recorriendo las vastas llanuras y quebradas de Salta y Jujuy, conoció palmo a palmo los caminos al Alto y Bajo Perú, A Chile, A Paraguay, al Paraná, a Buenos Aires, conocimiento que en un futuro sería fundamental para organizar a sus gauchos en la guerra de guerrillas.

Además se formaba leyendo y estudiando en academias particulares, lo que completó su formación comenzada de muy pequeño, con instructores particulares.

En junio de 1806, se encontraba en Buenos Aires, cuando se produce la primera invasión inglesa, lo que dio lugar a un hecho inédito en la historia mundial, teniendo sólo 21 años.

Liniers se había enterado de que un buque inglés, el Justine, equipado con 26 cañones y a cargo de oficiales expertos y más de 100 marineros, que había estado disparando sobre las tropas y sobre algunos puntos clave de la ciudad, debido a una bajante del río, había quedado varada. Entonces envió al cadete Güemes al Retiro, con una orden para el Gral Pueyrredón, quien puso a cargo de Güemes a unos 50 gauchos a caballo, quienes con boleadoras, lanzas y facones, a galope tomaron el buque de guerra de la marina más poderosa del mundo. Este es el único hecho en donde un grupo de caballería toma por asalto a un buque.

Nuestro joven cantautor mendocino Nahuel Jofré, escribió una canción relatando este hecho, con la cual gano un premio nacional a la mejor canción inédita sobre Güemes. Escribe Nahuel Jofré acerca de su obra: “me inspiré en Martín Miguel de Güemes, figura fundamental del proceso independentista latinoamericano. Olvidado durante décadas, desconocido injustamente durante muchos años y reivindicado desde hace poco tiempo junto a los más importantes nombres de la historia nacional. Me inspiré primeramente en aquél hecho inédito durante las invasiones inglesas donde un Güemes de apenas veintiún años, al mando de una tropa de soldados de caballería conquista un barco ingles que había quedado encallado en la bajante del río. ¡Nada menos que montando a caballo dentro del agua! De una manera colosal y nunca antes vista. Luego quise hacer hincapié en el apoyo que la causa de la independencia obtuvo de las clases populares, los humildes gauchos de Salta y las demás provincias del Norte, que ante la faltante de recursos por parte del gobierno de Buenos Aires, no tuvieron otra opción que dar pelea con los escasos elementos con los que contaban para las tareas del campo. También quise hacer mención a la lealtad que Güemes tuvo para con Belgrano y su obra, y la figura de su hermana, “Macacha” luchando junto a él y hasta reemplazándolo ocasionalmente. Por último para cerrar, utilizo una de las frases más heroicas de Güemes y que el olvido no pudo borrar: “Morir por la Patria es Gloria”.

Güemes fue creciendo como militar, y en su reconocimiento, ya que era una persona sencilla, que solía dar muy buen trato a quienes lo acompañaban en el día a día, además de su honradez y compromiso con la libertad de su Patria.

Así, fue el primer gobernador elegido por el pueblo, en Salta.

Se fue ganando el desprecio de las clases altas, sobre todo de estancieros y comerciantes locales,  porque Güemes les imponía algunos tributos para sostener la guerra, en razón del desprecio de Buenos Aires y la falta de envío de recursos por parte del poder central, quienes no veían con buenos ojos, estos caudillos de las distintas regiones del país, que empezaban a ser figuras de mucho peso en la historia de la liberación de la región.

Sin embargo, el General Güemes, no se detuvo y se apoyó en su estrategia infalible, o casi infalible: reunía a sus hombres, en grupos de no más de 50 o 60, y atacaban a los realistas, a cualquier hora, en el día, en la noche, volviéndolos locos. El apodo de “los infernales” hace alusión no sólo al color rojo de las prendas con las que se distinguían sino también a esta forma de atacar, ya que se habían convertido en un verdadero infierno para el enemigo.

Dice de él, el historiador Felipe Pigna: “Era un problema ser rico, de “familia respetable” y empoderar al paisanaje repartiendo tierras en medio de terratenientes nostálgicos del feudalismo. Era un problema también, detestar la tiranía de los invasores, ponerles el pecho a las balas y armar una estructura militar en base al coraje y a las únicas armas de las que podía disponer: las que se capturaban al enemigo. A ese grupo de valientes, original, genial, cada vez más numeroso, él o alguno de sus compañeros, lo bautizó “Los Infernales”.

También contaba con un grupo importante de mujeres, las “bomberas” quienes realizaron espionaje y misiones de muchísimo valor en las zonas de Salta, Jujuy y Tarija.

Apoyó el plan sanmartiniano, combatiendo a los realistas en el norte, ya que sin su lucha y la de Belgrano, quizá la frontera norte de nuestro país estaría en Córdoba.

Finalmente, luchaba no sólo contra los realistas sino también contra varios grupos de poder de su propio país, quienes empezaron a planear su caída.

Finalmente, con un plan ideado por el realista Pedro Olañeta, secundado por varios enemigos de Güemes, lo encerraron en una emboscada, encontrándolo gracias a la traición de algunos, con un grupo de 300 realistas que había entrado a la ciudad, quienes le dispararon por la espalda cuando el subió a su caballo. Siguió galopando con sus hombres, hasta llegar a un puesto, donde estuvo agonizando durante 10 días. En ese tiempo, el enemigo le mandó un emisario para ofrecerle ayuda para curarlo, médico, remedios e incluso traslado a un lugar donde poder ser atendido. Sabemos que Güemes, había enviado a su médico personal tiempo atrás, para que atendiera a su amigo, el enfermo General Manuel Belgrano.

Martín rechazó esa “oferta” del enemigo, como había hecho en ocasiones anteriores ante sobornos ofrecidos por los realistas, respondiendo: “Yo no tengo más que gauchos, honrados y valientes. No son asesinos sino de los tiranos que quieren esclavizarlos. Con ellos únicamente espero a Ud., a su ejército y a cuantos mande de España. Convénzanse Uds. que jamás lograrán seducir no a oficiales, sino al más infeliz gaucho. En el magnánimo corazón de estos hombres no tiene acogida el interés, ni otro premio que su libertad; por ella pelean con energía, que otras veces han acreditado y que ahora más que nunca desplegarán. […] Ya sabe que me obstino, y ya sabe también que otra vez no ha de hacerse tan indecente propuesta a un oficial de carácter, a un americano honrado, y a un ciudadano que conoce hasta más allá de la evidencia que al pueblo que quiere ser libre, no hay poder humano que lo sujete.»

Finalmente, el 17 de junio de 1821, el General Martín Miguel de Güemes, muere a los 36 años, rodeado por sus infernales y  un grupo de vecinos de ranchos cercanos al lugar donde agonizó. Se destaca que fue el único general argentino caído en acción de guerra.

Fue una figura menospreciada y olvidada por gran parte de nuestra historia durante mucho tiempo. El 2 de agosto de 2006, se sancionó la ley 26125, declarando al General Martín Miguel de Güemes como “héroe nacional”.

BELGRANO

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770 y murió el 20 de junio de 1820.

Habiendo nacido en una familia con poder económico, pudo costear una muy buena educación: fue abogado, periodista, economista, político y diplomático. Tuvo una formación muy cuidada, y sin embargo, también eligió combatir como militar, por el compromiso que lo unía a su querida Patria.

Participó en la defensa contra el enemigo, en las dos invasiones inglesas de 1806 y 1807; promovió la independencia desde el primer momento, allá por 1810.

Fue parte de la primera junta de gobierno.

Fue un gran promotor de la industria, sosteniendo que no había que exportar materia prima cruda, sino que antes había que industrializarla para luego venderla.

Impulsó profundamente la educación: en 1798, redactó lo que podemos considerar el primer proyecto de enseñanza estatal, gratuita y obligatoria presentado en lo que hoy es la Argentina, casi cien años antes de la ley 1420 que terminó estableciéndola en nuestro país.

Formando parte de las fuerzas militares, como jefe del Regimiento de Patricios y “para recomponer la disciplina del regimiento” fue enviado a Rosario a vigilar el río Paraná contra avances de los realistas de Montevideo.

Allí, en Rosario, a las orillas del río Paraná, el 27 de febrero de 1812 enarboló por primera vez la bandera argentina, creada por él con los colores de la escarapela, también obra suya. Lo hizo ante las baterías de artillería que denominó “Libertad” e “Independencia”, donde hoy se ubica el Monumento Histórico Nacional a la Bandera. Inicialmente, la bandera era un distintivo para su división del ejército, pero luego la adoptó como un símbolo de independencia. Fue un acto de rebeldía, ya que por ese entonces, el gobierno central evitaba hablar de independencia, para no “molestar” a los españoles y preferían seguir con los símbolos coloniales.

Esta actitud le costó su primer enfrentamiento abierto con el gobierno centralista de Buenos Aires, personificado en la figura del ministro Bernardino Rivadavia, de posturas netamente europeizantes. Como Güemes, Belgrano debió muchas veces soportar el destrato del poder central.

En agosto de 1812, estando en el norte del país, y ante la avanzada realista, desde el Alto Perú hacia el Río de la Plata, Belgrano, al mando del Ejército del Norte, se enfrentaba a la difícil situación de defender la ciudad de Jujuy con recursos limitados. Por ello, ordenó el Éxodo Jujeño, que implicaba la evacuación completa de la población y la destrucción de todo lo que pudiera ser útil para el enemigo. La gente lo siguió, dejando a su paso, todo arrasado: viviendas y cultivos quemados, pozos de agua tapados, todo para evitar que el enemigo pudiera usa los recursos. Avanzaron hasta Tucumán. Al llegar allí, el pueblo tucumano le solicitó formalmente a Belgrano que se quedara para enfrentar a los realistas. Por primera y única vez, Belgrano desobedeció a las autoridades, que querían obligarlo a bajar a Montevideo para combatir a Artigas, y el 24 de septiembre de 1812 obtuvo el importantísimo triunfo de Tucumán. Animados por la victoria, Belgrano y su gente persiguieron a los realistas hasta Salta, donde los derrotaron el 20 de febrero de 1813.

Manuel Belgrano planteó también la independencia bajo una monarquía constitucional o bien bajo un monarca descendiente de los Incas como planteó al Congreso de Tucumán en 1816.

Fue un militar reconocido por su valentía y capacidad estratégica. De hecho, el general José María Paz, uno de los máximos estrategas argentinos, lo definió como uno de los mejores generales que tuvo el país. Tenía una extraordinaria valentía. Queriendo tomar siempre acciones arriesgadas. En el norte, Belgrano protagonizó batallas decisivas como la de Tucumán y la de Salta, donde logró importantes victorias que marcaron un punto de inflexión en la lucha por la independencia. Por su destacada intervención en esas dos batallas, recibió un premio de 40.000 pesos, que él destinó a la construcción de cuatro escuelas, en el norte Argentino (Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero y en Tarija, actualmente, Bolivia.

Incluso, el mismo redactó el plan de estudios de esas futuras escuelas, con un reglamento, en el cual se puede leer que “el maestro debe ser bien remunerado, por ser su tarea de las más importantes de las que se puedan ejercer”.

Dentro de su visión precursora, se puede decir que Belgrano fue un  defensor del feminismo, ya que se ocupó absolutamente de los derechos de las mujeres, para que tuvieran educación al mismo nivel que los varones en un momento en que el mundo iba en otro sentido. Cuando él escribe un artículo en una de las memorias del consulado dice ‘la mujer no solo tiene derecho a educarse, sino que debería llegar a ejercer la docencia y a incorporarse a los cargos públicos. Cosas que, evidentemente para la época, eran novedosas e innovadoras.

También fue uno de los primeros en sostener la necesidad de realizar una gran reforma agraria, basada en la expropiación de las tierras baldías para entregarlas a los desposeídos: “es de necesidad poner los medios para que puedan entrar al orden de sociedad los que ahora casi se avergüenzan de presentarse a sus conciudadanos por su desnudez y miseria, y esto lo hemos de conseguir si se le dan propiedades ( …) que se podría obligar a la venta de los terrenos, que no se cultivan, al menos en una mitad, si en un tiempo dado no se hacían las plantaciones por los propietarios”

Fue un hombre honesto, al que no se le conoce ni un solo hecho de corrupción; entró siendo rico al poder, y murió muy pobre, sin tener siquiera, para pagarle al médico que lo atendió, motivo por el cual le deja su reloj.

A las 7 de la mañana del 20 de junio de 1820, sin que nadie lo notara en esa caótica Buenos Aires del “día de los tres gobernadores”, moría Manuel Belgrano. Alcanzó a decir unas últimas palabras: “Yo espero que los buenos ciudadanos de esta tierra trabajarán para remediar sus desgracias. Ay, Patria mía”.

Nuestra historia nos cuenta sobre el pasado, para permitirnos entender nuestro presente y así poder caminar con pie firme, hacia el futuro.

Fuentes:

*www.elhistoriador.com.ar

*Pigna Felipe, “Los Güemes y la guerra de los infernales”, Editorial Planeta, 2023

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