Por: Analía Millán
“¿Viste lo que pasó en la mesa de Mirtha?”. “Muy hermosa la presentación de Susana ayer… con el churro de la novela- bah, estaban los dos, Moisés y Ramsés”. “Y se fue nomás la Pampita del Bailando, qué cruel el jurado, y con todo lo que está pasando la pobre chica…” Si alguna vez participaste de una conversación que empezara o tuviera en alguno de sus fragmentosestas frases, has sido protagonista de un proceso de mediatización. “¿Que qué?” Ahorita nomás lo vas a entender.
Los medios masivos, que además de grandes empresas (graaaandes empresas), son un laboratorio social para generar la famosa y bien ponderada “opinión pública”. Esas dos palabritas que hacen que marcas y políticos se saquen los ojos: opinión+pública. La lógica es que los medios logren instalar de tal manera un tema (al ejemplo de la mesa de MirthaLegrand), que se transforme en tema de conversación por todos lados, en cada rincón, viniendo a ampliar el repertorio de esas charlas vagas y pedorras, para llenar los silencios: “che, qué frío hace”, o la versión mendocina: “parece que está zondeando, está pesado”.
La cuestión es que eso que vimos, al contarlo, le estamos poniendo una cuotita de nuestra propia narrativa, además de acompañar lo relatado con opinión personal del tema en cuestión. Y no faltan los aumentativos, que casi se nos escapan de la boca, a veces sin darnos ni cuenta. Cuando lo vemos en la tele al pasar, o como bien dice mi amigo Valentín, leyendo por encima, titulares y con suerte el copete de la nota, creemos manejar información. Y rápidamente nos ponemos en rol de especialista del tema.
Porque la opinión pública es pública porque se habla en público, ante otros. Pero también es pública porque alguien la publicó. Parece un juego de palabras. La opinión pública es la opinión de un alguien que la publicó, con clara intención de que nosotras y nosotros, simples mortales, la republiquemos, dándonos licencia de contarla como más nos guste. Cada “opinión” que sale de la boca o letra de un periodista tiene una intención, quiere provocar algo en quien la lee o escucha o ve. Y esa intención “no siempre es la pureza de querer informar”.
Vamos de vuelta: tocamos de oído, y hablamos con una certeza que nos la creemos. Peeero es muy importante, repito muy importante, saber que los medios lo saben. ¿Qué saben? Saben y confían en que nosotros y nosotras cumpliremos ese rol: repetir, con más menos que más precisión lo que escuchamos, leímos o vimos por algún medio. Y acá tenemos el proceso de mediatización: nos convertimos en medios de los medios, en su voz en el barrio, en el colectivo. Reproducimos con tonito de “¿Te enterasteee? (debería aparecer en su mente un tono un poco compadrón, con mezcla de orgullo de ser poseedor de la verdad)”. Damas y caballeros, entramos en el rol asignado por los grandes medios: hablar de sus contenidos, aún sin tener prendido el televisor o la radio. Somos sus esclavos, pero esclavos orgullosos de serlo. Nos inyectan algunas ideas centrales, simples, del tipo negro o blanco, bueno/malo, y nos dan cuerda para que hagamos nuestro trabajo. Claro que estos no son hechos aislados, sino, multiplicados al infinito porque empieza la cadena del “me dijo mi hija que vio en el noticiero que un señor hablaba de…”. De los hechos a las noticias, hay un largo trecho. De las noticias a los relatos de esas noticias: ¡ufff ni hablar!
Pero bueno, la invitación, como cada mes a pensar críticamente el consumo que hacemos de los medios en general, y nuestras prácticas con esos contenidos. Para honrar la verdad, las gentes no somos bobas y bobos, pero a veces pecamos de inocentes, sin saber que nos usan para lograr objetivos de venta, de miedo, de voto… los medios, en dosis diarias, nos instalan una ideología que se transforma en el aire que respiramos. Por eso, atentos con lo que dejamos entrar en nuestra casa y mente a través de los medios masivos; y más atención aún cuando nos pillemos infraganti repitiendo “noticias cual verdades”.
Chau, dejo esta nota acá. Empieza el noticiero y justo están dando un informe de cómo miden los candidatos a legisladores 2017. Después les cuento.