Música que transforma, las orquestas infantiles y juveniles sostienen sueños y derechos culturales

La experiencia de las orquestas infantiles y juveniles en Mendoza revela el impacto que tienen las políticas públicas cuando logran garantizar derechos culturales en territorios populares. Estas iniciativas, surgidas a partir del Programa Nacional de Coros y Orquestas del Bicentenario en 2009, han acercado la música a cientos de niñas, niños y adolescentes que hoy encuentran en ella un espacio de pertenencia, expresión y aprendizaje colectivo.

Sin embargo, la falta de continuidad estatal amenaza su sostenimiento. Clara Báez, presidenta de la Asociación Música para la Niñez, explicó que “en este momento lo único que sostienen ellos es la parte de sueldos, nada más; el resto lo tenemos que gestionar nosotros”

La organización impulsa actividades para reparar instrumentos, generar becas estímulo y reforzar la enseñanza, frente a la ausencia de políticas integrales que garanticen el acceso equitativo a la cultura.

Los testimonios de jóvenes integrantes de la Orquesta César Milstein dan cuenta del valor de estos espacios.

Valeria, percusionista y embajadora estudiantil de Lavalle, afirmó: “La orquesta es un lugar de escape, porque nos ayuda a desestresarnos… es también un método de expresión”

Por su parte, Marcos, el violinista, resaltó: “Me enamoró el sonido del violín… algún día me gustaría tocar mientras la gente baila”

En territorios donde muchas veces se restringen las oportunidades, estas orquestas representan un horizonte de inclusión cultural, fortalecen vínculos comunitarios y contribuyen a una convivencia escolar más sana. Como sostuvo la profe Clara, se trata de que “toda la familia se involucre, que los hermanitos se entusiasmen, que los vecinos se acerquen”, ampliando así el acceso al arte como derecho social.

👉 Escuchá el audio completo de la entrevista y conocé cómo la música abre caminos de inclusión y pertenencia: