El sociólogo y doctor en Ciencias Sociales Octavio Stachiola analiza el contexto político y social del país tras las elecciones. Advierte que el voto a Milei no representa una adhesión ideológica masiva, sino una respuesta al malestar y a las deudas pendientes del sistema político.
Luego de los resultados electorales del último domingo, las interpretaciones políticas se multiplicaron. ¿Viró la sociedad argentina hacia la derecha? ¿Qué explica el apoyo sostenido al actual gobierno nacional, pese al deterioro económico? Para Octavio Stachiola, sociólogo, doctor en Ciencias Sociales, investigador del CONICET y docente en la Universidad Nacional de Cuyo, el análisis debe hacerse con más perspectiva y menos inmediatez.
“No creo que la sociedad argentina se haya vuelto de derecha”, afirma Stachiola. “Algunas agendas conservadoras lograron permear ciertos sectores, pero eso no significa una transformación ideológica profunda. Lo que hay es un malestar acumulado que fue canalizado políticamente”.
El voto y las “facturas” sociales
Según el investigador, los resultados electorales reflejan una combinación de hastío y expectativas. “La gente votó con la boleta en una mano y la factura en la otra. No fue un cheque en blanco. Hay una serie de reclamos que la sociedad quiere cobrarle al gobierno actual, tanto a nivel nacional como provincial”, explica.
En ese sentido, señala que el apoyo a las fuerzas de derecha y ultraderecha se inscribe en una tendencia regional y global, pero también en una crisis de representación política que atraviesa a toda América Latina. “El electorado apostó a un experimento sin tradición política previa, buscando algo distinto, pero con la expectativa de que responda a problemas concretos que no fueron resueltos por gestiones anteriores”, sostiene.
Juventudes, pandemia y precariedad
Una parte central del análisis de Stachiola se enfoca en los jóvenes, quienes constituyen uno de los sectores más movilizados por los discursos libertarios. “Las juventudes actuales cargan con dos experiencias que marcan su subjetividad: la pandemia y la precarización de la vida”, explica.
La pandemia, dice, fue un evento traumático que afectó sus formas de socialización y su comprensión del mundo. A eso se suma la dificultad para proyectarse en el largo plazo, la inestabilidad laboral y la falta de expectativas de mejora. “Viven en un presente permanente, sin horizonte de futuro claro. Milei logró capitalizar esa frustración y canalizarla en una narrativa que promete ruptura”, sostiene.
Sin embargo, advierte que ese apoyo también tiene límites: “Muchos jóvenes tienen facturas pendientes. Si esas expectativas no se cumplen, el electorado puede virar nuevamente”.
Malestar, enojo y reconstrucción del lazo social
Stachiola considera que el gobierno actual logró interpretar y aprovechar un estado de enojo social, amplificado por los efectos de la crisis económica y el descreimiento político. “Se canalizaron energías sociales en una plataforma que promete libertad individual, pero el malestar sigue ahí, porque los ingresos se deterioran y el esfuerzo cotidiano no se ve recompensado”, describe.
Frente a ese panorama, el sociólogo plantea la necesidad de reconstruir el tejido social y fortalecer lo colectivo.
“Hay que evitar caer en frases como ‘la sociedad se volvió de derecha’. Lo importante es comprender los malestares. Frente a discursos que exaltan el individualismo, debemos volver a fortalecer los lazos comunitarios, la solidaridad y los espacios colectivos”, propone.
La universidad y los nuevos desafíos
Como docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo, Stachiola también observa cambios profundos en el perfil estudiantil. “Cada vez hay más jóvenes que trabajan y estudian, y eso implica trayectorias intermitentes y precarias. Las agrupaciones políticas universitarias están intentando reacomodarse frente a esa nueva realidad”, señala.
El investigador destaca además una tendencia preocupante: la baja en la matrícula y la dificultad para sostener los estudios superiores. “La universidad no es una isla; refleja las mismas tensiones sociales y económicas que atraviesan el país”, concluye.
“No hay hegemonías consolidadas”
Para Stachiola, el escenario político argentino sigue siendo altamente inestable. “No estamos ante una hegemonía ideológica, sino frente a una disputa abierta. La tarea, desde los distintos sectores sociales y políticos, es seguir construyendo comunidad y mantener viva la esperanza de una sociedad más justa”, resume.
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