“No nos van a desaparecer”: la comunidad mapuche frente a un nuevo atropello

El reciente avance sobre el territorio del Lof Yanten Florido encendió nuevamente las alarmas en la comunidad mapuche Malalweche. Su vocero, Gabriel Jofré, describe el desalojo como parte de un proceso de hostigamiento sostenido, donde actores judiciales, empresariales y políticos operan en conjunto. “Están desalojando una familia… primero le sacaron las cosas de la casa y ahora… están todos sus animales repartidos en el campo”, relata, subrayando el impacto de esta violencia en una época clave del ciclo productivo, cuando “los chivitos están naciendo”.

El conflicto revela, además, una estructura institucional que habilita estas acciones. Jofré explica que mientras la comunidad espera hace tres años la entrega de la carpeta técnica derivada del relevamiento territorial, los expedientes de desalojo avanzan con celeridad. “Hemos hecho una autocrítica y la verdad que hemos estado mal… esta semana vamos a sacar la sentencia”, les dijeron en la Justicia Federal al reclamar por un amparo que buscaba, justamente, evitar el desalojo. Esa contradicción, denuncia, expone cómo “se le cubren las cosas entre un Poder Judicial… que casualidad, se encontrarán los fines de semana a compartir alguna actividad social”.

La situación se agrava por la presencia de intereses empresariales vinculados al extractivismo. “Los mendocinos de los que habla Cornejo son una clase empresarial dirigente que hoy día se quiere quedar con todo”, afirma Jofré, señalando la relación directa entre el gobernador y empresas como Petroquímica Comodoro Rivadavia, en plena expansión sobre territorios cedidos por YPF. La comunidad plantea que estas operaciones buscan despejar zonas estratégicas para la explotación petrolera, profundizando la desigualdad territorial.

Frente a este escenario, Jofré reivindica la defensa del territorio como parte de una lucha histórica que trasciende el presente. “No nos van a desaparecer, no nos van a sacar”, sostiene, y recuerda que ese espacio (los bañados o huaycos) fue lugar de parlamentos mapuche-pehuenche incluso con el propio San Martín. En medio del dolor por el desalojo, plantea una apuesta colectiva: la reconstrucción de la memoria y la reafirmación de los derechos territoriales como camino comunitario.

Para cerrar, comparte un mensaje que abraza la dimensión humana de la lucha: “Nunca tenemos que dejar de ser porque nos ganan cuando nos convierten en lo que ellos quieren… Hoy tenemos una gran lucha que es la defensa del agua y de los territorios”.

Invitamos a escuchar el audio completo de la entrevista para profundizar en esta situación y en la voz de la comunidad:

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