Nos escribe Silvia Diana Brengio, vecina del Pedemenote mendocino
Challao El Challao, lugar que es nuestro hogar, menos impactado que tantos lugares de Mendoza, salvaje, árido, autóctono, con una larga historia de pueblos originarios sobre su arena y su fauna y flora nativa.
En este momento está en el ojo de una tormenta. La desidia y la complicidad de varios políticos que pasaron por la Intendencia de Las Heras, el privilegio y el poder de muchos, el abandono de cuidado y protección, no nos hacen olvidar su belleza natural, a pesar de todo. Los que vivimos acá lo amamos.
Nos duele el manipuleo y la ambición de aquellos que desmontaron y vendieron tierras en la zona sin pensar que depredaban un lugar clave para la Ciudad de Mendoza: si se pierden las jarillas, los chañares, los retamos, las chilcas y los algarrobos que afianzan el terreno, se pone en alto riesgo de aluviones a la ciudad que está en un pozo. Y se pierde un marco invaluable para los que buscan aire montañés y paisaje de belleza natural.
Por esa ambición y descontrol se vendieron a personas que aman la pureza del aire y los cerros, terrenos en lugares de cauces aluvionales, donde el agua de lluvia corre naturalmente con memoria ancestral. Se sabe que no se pueden construir edificios de altura en estas pendientes naturales. También eso se hizo, violando la ley. Además , esta es una zona que muchos habitantes de Mendoza y turistas buscaban para el paseo y descanso.
Este tema interesó a muchos gobiernos, ávidos de intereses comerciales y de logros políticos Ahora, tardíamente, el gobierno decidió que se debe hacer un re ordenamiento territorial, para mitigar lo que nunca se hizo, por los riesgos de aluviones y terremotos. Pero, curiosamente, este lugar tan querido por nosotros, sus habitantes, carece de los servicios básicos de agua potable y cloacas, indispensables para el bienestar de sus moradores, que ven El Challao como un hogar donde vivir y tener su familia.
Por ello, en este momento donde los gobernantes quieren o pretenden que muchos moradores dejen sus viviendas, que tanto les costó construir, por estar hechas en terrenos inadecuados que los emprendedores les vendieron, sin control de ningún ente oficial de Mendoza, nos parece una decisión aberrante. Los vecinos de este Pedemonte, reunidos en Asamblea, luchamos para que nuestra zona se considere autóctona, particular, paisajista, que tengamos los servicios básicos indispensables para la vida, protegida en su flora y fauna natural, sin fuego, sin depredación ignorante, sin ruidos molestos, en armonía con el entorno.
Por ello reclamamos:
- Respeto por el entorno.
- Garantizar su protección de la fauna y la flora.
- No a la contaminación visual.
- No a los edificios en altura.
- No a boliches ni lugares de esparcimiento ruidosos.
- Agua potable y cloacas, antes que la contaminación subterránea nos alcance.
Para ello, vamos a mantener el mecanismo de organización vecinal como Asamblea, para que todo esto se cumpla.
Silvia Diana Brengio