Casi a doce años de la desaparición de Jorge Julio López, Nos comunicamos con su hijo, Rubén López. “No hay avances y no hay perspectivas de que los haya. No sabemos nada de quiénes fueron los perpretadores de la desaparición de mi padre. Parece que uno no quisiera dar información. No la hay. A mí me da mucha angustia, lo que queremos es saberlo nosotros, y hacerlo público, porque nos involucra a todos.”
Con la misma incertidumbre e impunidad, a casi un año de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, a casi ocho meses del asesinato de Rafita Nahuel. “Lo vivo de la misma manera que lo de mi viejo… lo que ha pasado con ellos, y los atropellos de este gobierno, tienen que ser investigados por la justicia. Si la justicia no busca los responsables, pasa el tiempo y la verdad que indigna. En estos casos hay muchas pruebas de que las fuerzas federales fueron partícipes de la desaparición seguida de muerte de Santiago, y el asesinato de Nahuel. No entendemos. ¿Qué está esperando?”
Rubén califica al Estado como responsable de estos hechos, “por acción o por omisión, como en el caso de mi padre, que no lo cuidó”. Las similitudes en el accionar de las fuerzas de seguridad y en la justicia, dan a entender que hoy el Estado promueve y ejecuta estos modos con claras intenciones de suprimir la protesta, la diversidad, el reclamo. “El Gobierno extorsiona a los jueces porque tienen muertos en el placard”; allí reside la simbiosis de los poderes del Estado.
“Tenemos un retroceso brutal en materia de derechos humanos”, policías sin identificación que se llevan ciudadanos, que les aclaran que no tienen más derechos; la no designación de jueces para avanzar con los juicios de lesa humanidad, los medios defendiendo a este gobierno, sin otras voces que la de los medios comunitarias. Es un panorama muy complejo, que se asimila a una tormenta negra. “Se viene muy difícil si no salimos a la calle”.
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(Foto de La Primera Piedra)