En la columna del Mañanero Informativo, “La Careta y el Espejo”, Gaby y Edgardo nos trajeron, en esta ocasión, la discución actual en nuestra sociedad sobre el consumo personal de la marihuana y la utilización del aceite de cannabis, en marco a que, aunque no ha sido mediatizado, la cámara de diputados y senadores de la nación armó una nueva Ley Nº27.300, la cual modificaría algunos artículos de la ley de estupefacientes Nº23.737, del año ’89. Este cambio implicaría más rigidez para penar el consumo personal de la marihuana, a todos aquellos que planten, cultiven, tengan o que guarden semillas, la pena sería de 1 mes a 2 años. Para aquellas personas que produzcan, extraigan y comercialicen estupefacientes, tendrían prisión de 4 a 15 años. En caso de que no sea para venta, de 3 a 12 años. Incluso habla sobre cualquier persona que tenga o consuma, con un título profesional o cargo público, implicaría la inhabilitación laboral de 5 a 15 años.
Así ésta ley también dejaría fuera a todo proyecto de investigación medicinal y pondría fin a la discusión que encabeza la ONG mamacultiva junto a otras organizaciones, sobre el autocultivo para la elaboración del aceite de cannabis, para tratar a niños con epilepsia refractaria, cáncer y otras patologías que no han encontrado una mejoría con la medicina tradicional.
La idea no es ponerse en un papel pro-consumo, sino ver que el problema de la cuestión es que se está cargando todo el énfasis en la criminalización y penalización del consumo o tenencia, sin poner el ojo en la persona, en quienes tienen un problema de consumo, poniendo en un mismo nivel penal al narcotraficante y al que consume. “En la práctica, esto es imposible y es inviable que pase, porque si realmente se aplicara la ley tendríamos una superpoblación en las cárceles que sería imposible de manejar. En todos los órdenes y en todos los estratos sociales. Entonces tenemos una ley que apunta a algo que no puede sostener, porque no tiene estructuras para ser sostenida”, nos explicaba Gaby.
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