LAS OFFSHORE SE VAN LEJOS DE ACÁ, así hacen, son sociedades o empresas, que la característica principal es que están registradas en un país en el que no realizan ninguna actividad económica, están de paso, se les ocurrió ir de vacaciones, ¡¡chiiiicooos… nos vamos a la playa!! y ahí de hue- vón es donde siempre meto la pata, por ese afán de conocer más, frente a todos hago la estúpida pregun- ta: “¿y por qué no se radican en los países de donde son, que sería lo más nor- malito?, tienen su documen- to, la fotito para re- conocerse como ciuda- dano, la tía que vive en la esquina”, confieso que hasta me sentí orgulloso de la consulta, la respuesta llegó rá- pido, los que anda- ban cerca y escucharon me miran a los ojos y piensan, este flaco es un boludo, o sea yo y replican a coro: “¿para qué va a ser?, para no pagar impuestos”. Los extran- jeros en esos países utilizan el paraíso fiscal como domicilio legal, hay que ver como todos y todas viven en el mismo lugar, ¿raro no?, miles de empresas dan la misma dirección. Pobre gente, imaginate, familias enteras de empresarios vi- viendo en el mismo edificio, en el mismo piso y en el mismo cuarto, “juro que no sé cómo hacen para desayunar al mis- mo tiempo cada mañana, serán muy ordenados, debe ser”.
Algo me huele mal, todas las empresas la misma dirección… mmm.
PERO ESTOS HERMOSOS LUGARES DAN MÁS TODAVÍA,
y cuento a grandes rasgos, fijate, tres son las ventajas: protección de activos (la guita), confidencialidad (andá a encontrarme) y privacidad (eso no sé, porque viven todos juntos como dije, son promiscuos), pero la más linda… la más linda de todas, son las ventajas fiscales, pagar menos, chorear a sus países y “poner cara de yo no fui”, para col- mo es legal. Las empresas offshore se crean en guaridas fiscales para evitar pagar impuestos, así de simple. Muchas empresas que sienten que la carga fiscal es mucho mayor en sus países de residencia que en las guaridas, son las que las buscan para realizar sus inversiones. Estos países, muchos con territorios diminutos, reciben a las empresas offshore para ofrecerles grandes ventajas impositivas, con- fidencialidad y seguridad que no disfrutan en sus países de origen, porque mirá vos qué turros los gobiernos, les obli- gan a pagar impuestos, ¡¡qué locura che!!, a estos señores en Argentina les exigen pagar impuestos, una barbaridad, “ya no se puede vivir ni en la patria de uno, ¿vio Doctor?, estoy de acuerdo Ingeniero”.
IMPUESTOS A LAS GANANCIAS, IVA, RENTAS, BIENES PERSONALES, ETC., una montaña de guita que estos mu- chachos no garpan. No les alcanza… pobres. Tienen razón, hay que mantener una familia todos los días, y no te digo a los empleados, obreros, profesionales, cargas de trabajo, impuestos más impuestos, ufff. Por eso, los dueños de la moneda deciden abrir cuentas en el exterior y gritar como el “tero”. Para el que desconoce, el tero, ave hermosa y chi- llona si la hay, grita como loco justo donde no está su nido, para distraer, estos tipos hacen lo mismo, en sus propios países piden que el pueblo pague y pague, a los gritos dicen que faltan hospitales pero no los crean, que faltan escue- las y no las levantan, que hay pobreza pero faltan recursos, pobres los jubilados lo poco que cobran pero no les aumen- tan, y para qué seguir explicando el quilombo que hacen estos chillones para disimular. Lo que hacen cuando gobier- nan los señores y señoras, es gritar que no hay plata, pero lo que buscan es distraernos mientras se la llevan. Ahí está la piolada, y del otro lado del mostrador estamos los giles. Ninguna duda.
POBREZA CERO ES UN LINDO TÍTULO, y me da como para pensar si no significa que no va a quedar ni un pobre dentro de poco, el pueblo cagado de hambre, muerto, ¿será eso?, si es así van por buen camino. La desigualdad crece en nuestro planeta. Cada vez vivimos en sociedades más desiguales donde quienes menos tienen aumentan en nú- mero y quienes tienen más recursos cada día acumulan más riqueza en menos manos. Esto tendría que acabar, se supone, ¿cómo? La corrupción y la evasión fiscal significan un golpe a toda la sociedad, la existencia de guaridas fis- cales y de un sistema económico y comercial injusto pone en peligro a gran parte de la población, mientras que las grandes fortunas y corporaciones de afuera y de adentro, aprovechan los agujeros legales y la falta de control para evadir impuestos. ¿Y quién decide los controles, quién vigi- la la evasión?, lo voy a decir sin cagarme de risa, los mismos que los evaden, Ja. Entonces flor de giles nosotros que no nos ponemos a decidir, siempre ellos tienen lapicera, pa- pel y sillón de funcionario, el tema es que el pueblo, noso- tros, somos los que les damos el sillón y la lapicera. Ahí se arma el despelote. ¿Entonces? Nosotros somos culpables, nos pegamos un tiro en el pie, pará, tampoco es para tanto. Como no hay que pensar sólo en nuestra tierra, país del sur de lo más sur, uno escucha que en todo el mundo pasa lo mismo. Se calcula que la evasión fiscal provocó la muerte de 5,6 millones de niños en los países en desarrollo entre 2000 y 2015. Son 1000 niños al día, con nombre y apellido, padres, familia, hogares olvidados. Pero los señores due- ños de empresas, y que hoy nos vamos enterando quiénes son con nombre y apellido, que están en la picota mediáti- ca, siguen gritando como el “tero”, pero por debajo de la mesa, y muchas veces por encima, así de descarados son, se la llevan a Panamá o donde pueden según conveniencia, para cuidar su futuro, “porque vio Doctor cómo son acá los impuestos, ya lo sé Ingeniero, ya lo sé, ni quiero hablar de ese tema”.
LEGALIDAD VERSUS ÉTICA, es una lucha ente dos grandes. La ética pierde generalmente en este combate, porque sólo tiene como aliado a la conciencia, un noble aliado si los hay, pero para los que trepan, ambas son material descartable. La fórmula podría ser así: “la conciencia y la ética son in- versamente proporcionales al poder”, suena lindo y real. En cambio la legalidad, la más fuerte, tiene para manotear una biblioteca jurídica, donde siempre hay un agujero le- guleyo para que lo que parece que no se puede hacer, sea legal y se haga. Lean este trabalenguas legal de corrido: “si sos funcionario deberías declarar la sociedad dentro de tu declaración patrimonial de bienes”, “si no tenés contenido patrimonial o económico en esa sociedad, podrías no decla- rarla”, “si un director no recibe ningún honorario por su ac- tividad no tiene por qué declarar nada”. O sea viejo, andá a encontrar a uno de estos huevones o sociedades, que, con testaferros, acciones, presidencias, directores y demás yer- bas se esconden en lugares preparados técnicamente para esconderlos. “Acá tá, no, no tá”.
COMO LA PIRINOLA PERO AL REVÉS, TODOS SACAN me- nos nosotros que ponemos. La herramienta más eficaz y única que tiene un Estado para luchar contra la desigual- dad y la pobreza es su sistema tributario. Sin duda la me- jor manera de redistribuir la riqueza y garantizar servicios públicos adecuados es contar con un sistema fiscal justo, que recaude más de los que más tienen y menos de los más pobres, y así permita que el Estado pueda invertir en edu- cación, en hospitales, rutas, subsidios, etc. La población tiene que conocer los abusos fiscales y financieros y exigir transparencia para luchar contra la evasión de impuestos. Entonces, resumiendo, los señores de nuestro país, ya no digo los trajeados, porque los tipos se han copiado hasta de nuestra vestimenta para disimular, ellos pueden abrir em- presas en “guaridas fiscales”, porque es legal, en nuestras leyes figura como legal, mientras sea declarada a la AFIP dicha inversión los tipos están salvados. Si no la declaran y los sabuesos impositivos los encuentran (muchas veces son un poco distraí- dos estos perritos, pero otras escarban y escarban y llegan al hueso), puede haber, escuchen bien, hasta denuncia penal. UUUYYYY QUÉ MIEEEDOOO. Tiem- blan los señores de la evasión.
Si para ir en cana bastara sólo con pasar la línea de la ética, ahí veríamos con trajes a raya a varios, porque alguien que llega a funcionario debe ser el primero que tiene que dar ejemplo, debe ser el que incentiva a todos a no escaparle el culo a la jeringa, pero si todos vemos a los de arriba escabu- llendo los morlacos, qué nos queda a nosotros que el fin de mes cada día está más lejos, que el gas subió, que el agua es más cara, los remedios por las nubes, el morfi de a cien gramos y la electricidad imposible.
Bajo la sombrilla y mirando al mar verde, los señores repiten una y otra vez: ¡qué país Doctor, qué país! Ni me lo diga Ingeniero, ni me lo diga. Mozo, páseme otro Daikiri.