Por Florencia López y Valeria Marchán
Cambio
El miércoles 26 de junio, los argentinos vimos en un programa u otro lo que había sucedido en Bs. As. a las 15.hs sobre la 9 de julio. Las primeras imágenes saltaban entre encapuchados con palos y piedras, ruedas quemadas, humo negro y un grupo de civiles corriendo descontrolados… una vez más en la Argentina neoliberal de Macri, los medios de comunicación nos convencieron de que la imposición del orden a cualquier costo y en cualquier circunstancia es un elemento positivo, es el tan prometido y ansiado CAMBIO. Si nos ponemos finitos a esta altura de la historia reciente (1 año y medio hacia atrás) todavía no sabemos qué era el prometido cambio; ¿qué prometían? ¿qué era lo que iba a cambiar? ¿de qué nos iban a sacar?, en el presente nos chocamos con el muro de Berlín al cuadrado y vamos entendiendo de qué “CAMBIO” hablaban.
Pero volviendo a Bs As, calle 9 de julio; lo cierto es que al ponernos a indagar, escuchar otras voces, investigar en otros medios, nuevamente pudimos analizar la realidad que ya veníamos oliendo a podrido.
¿Por qué reclaman?
Una veintena de organizaciones sociales se movilizaron hasta el Ministerio de Desarrollo Social para reclamar la puesta en marcha de un plan de infraestructura que vuelva a emplear a los 40 mil cooperativistas bonaerenses que quedaron desempleados en el último año y medio. Luego de tres meses de no tener respuesta de los ministerios de Trabajo y de Desarrollo Social, decidieron marchar para hacerse oír.
Los representantes pidieron que se declarara la emergencia alimentaria; que se fijara una tarifa de servicios accesible para clubes de barrio, cooperativas y empresas recuperadas y que se descongelaran los programas de Emergencia Habitacional y Argentina Trabaja, que el actual gobierno intenta desactivar. El de emergencia habitacional fue rebautizado primero Socios Comunitarios y en los primeros meses de 2016 se cerró. Con el programa Argentina Trabaja se crearon cooperativas de construcción de viviendas o de tareas en los municipios (reparación de veredas, construcción de cordón cuneta, obras de alumbrado). Se adelantaban sumas de dinero para la compra de materiales (tela para guardapolvos, aluminio para ventanas, chapa para señalética) con los cuales las cooperativas producían. Al discontinuar esos programas, unos 40.000 cooperativistas se quedaron sin trabajo o sólo cobran una asignación de 4.000 pesos mensuales sin contraprestación alguna.
Los manifestantes, hombres, mujeres, familias, niños, decidieron hacer un acampe y cortaron el Metro Tranvía y la 9 de Julio. Al enterarse de que se estaba por poner en acción un dispositivo de represión se dispusieron a dialogar para evitar el choque.
Lo que nos cuentan
Los relatos de los protagonistas como las filmaciones de los acontecimientos y los informes de los movileros que los cubrieron en el lugar indican que la conducción del Frente por el Trabajo y la Dignidad Milagro Sala había aceptado despejar esa vía del transporte público, y que los manifestantes estaban levantando el acampe frente al ministerio cuando las tropas de infantería comenzaron su avance seguidos por el camión hidrante con su cañón de agua en plena actividad y que recién entonces volaron las primeras piedras.
El referente de la Tupac Amaru, Garfagnini relató: (y se vio en videos en las redes sociales) “yo en persona negocié con el jefe del operativo, que me pidió que libere el metrobús y apaguemos las gomas, yo le dije que sí pero que retiraran la policía unos 100 metros para atrás para evitar provocaciones. Nos pusimos de acuerdo, hicimos lo que nos pedían. Nos volvieron a llamar del ministerio, llegamos al hall y en ese momento escuchamos los tiros y la represión”
Por su parte, el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta (por nombrar uno) dijo que “la policía actuó con mucho profesionalismo, los manifestantes no quisieron dialogar, no liberaron carriles ni el metrobús y la Policía actuó como corresponde”. Como siempre los representantes del gobierno justificando un hecho injustificable.
Frente a declaraciones tan antagónicas qué difícil se hace sacar conclusiones críticas ¿no? Pero sí tenemos en claro que los medios de comunicación están en un grupo pequeño de apoderados, como dice calle 13: “Somos esclavos de un grupo selecto que dice qué pasa”, entonces es fácil hacer la propia lectura. Como venimos denunciando en varias notas, los medios de comunicación hegemónicos nos cuentan la verdad falaz que sus serviles socios quieren contar y mientras tanto los reales problemas de la gente común, los trabajadores en los cuales termina cayendo el cadenazo…. bien gracias.