Por Rubén Vigo
HUNDIDOS, por ahí andamos. Hundidos. Como en ese juego que hacíamos en hojas cuadriculadas y se llamaba batalla naval. Recuerdo que dibujábamos barcos en la cuadrícula, quien competía del otro lado debía acertar en qué lugar los habíamos puesto, así de sencillo. Viendo como va el País, salvando la distancia entre un jueguito y la Argentina, esta gente sabe en qué lugar ponemos nuestros barquitos, alguien les sopla, porque nos han pegado por todos lados, ni un barco nos quedó a flote para seguir el juego. Los nuestros, están todos hundidos, los de ellos, intactos. ¡Qué lo parió!
¿Qué hicieron para hundirnos? algunas ideas: Dolarizaron el precio del Gas, del agua, de la electricidad, de los combustibles. ¿Quiénes son los dueños de esas empresas? Je, son los que juegan del otro lado, los que dolarizaron. HUNDIDO. Abrieron las importaciones. HUNDIDO. Nos metieron un deudón en dólares, los bancos se pusieron en fila para darnos créditos y ahora ya están en fila para cobrarnos. HUNDIDO. Cuando nadie nos prestaba más, caímos en el Fondo Monetario Internacional y ahí, nos terminaron por reventar (estos también ya están en la fila para cobrarnos). HUNDIDO. Abrieron la posibilidad de comprar la cantidad de dólares que quieras y de paso, abrieron la posibilidad de que quienes los compraban los pudieran sacar del país, así de sencillo, ¿vos compraste algún verde?, seguro que no, ni para leche tenés, ellos se compraron todo y se lo llevaron. HUNDIDO. Cierre de empresas, de negocios, de kioscos, de parripollo, todo cierra… nada se abre. HUNDIDO. Aumento de la desocupación, baja de los sueldos, baja de las jubilaciones, aumentos de remedios, etc. etc. HUNDIDO. HUNDIDOS.
PORTUGAL EN EL 2015 ESTABA HECHO BOSTA, pero llegó Costa, Antonio Costa. El pueblo dejó de mirar para cualquier lado, dejó de quemarse el bocho con lo que le decían por radio, televisión, diarios, revistas, sus vecinos de la Comunidad Europea, etc. La gente se puso a pensar en vez de ver y escuchar lo que les proponían los medios y ahí empezó otra historia. Portugal estaba con deudas monstruosas, desocupación terrible, cierre de todo y año a año bajando su crecimiento, que es el famoso Producto Bruto Interno (que no es lo mismo que Brutos Internos que gobiernan Producto del Voto). Cualquier igualdad con Argentina de hoy es pura coincidencia. Se pudrió todo. El pueblo miró para donde le decían que no debía mirar. Patearon el tablero y votaron otra cosa.
Del lado de la política, de los Partidos Políticos de Portugal, se pusieron las pilas. Qué dijeron. Si no juntamos, nuestras penas y nuestros egos, esto se va al joraca, y ahí vino la idea. Juntarse. Ni en pedo voy a decir llegó el cambio, aunque pensándolo bien habría que adueñarse otra vez de esa palabra.
En el 2011, Portugal estaba al borde de la ruina. Había tenido que pedir un rescate de 78.000 millones de euros al FMI y al Banco Central Europeo. El desempleo había llegado a un destructivo 16% en 2013. Al igual que pasó con Grecia, estos vampiros internacionales del préstamo le impusieron lo de siempre, medidas de austeridad fiscal, las típicas, las mismas que están haciendo acá quienes dirigen los destinos de la Argentina. Austeridad: no comprés, no viajés, no comás. En Portugal, un gobierno conservador intentó hacerlas cumplir. Miles de empleados fueron despedidos. Se recortaron los salarios. Muchos días festivos fueron cancelados por un gobierno que intentaba evitar la quiebra nacional. ¿Parecido no? Fracasaron. Sí, se hicieron bosta ¡¿Cómo levantar ese muerto?!
UNIRSE, CONVENCER, PROPONER y así fue. Como debe ser. Portugal avanzó con una alianza de partidos y de políticos que antes no se podían ni ver, que se empujaban para estar más tiempo frente a las cámaras de la tele, que se tiraban piedras, que se puteaban. Pero un día dijeron: ¡Basta che! Y por fin pensaron un poco más en el pueblo que en ellos y ellas. Se dejaron de mirar el ombligo. Juntos o la Argentina al tacho.
Antonio Costa formó una alianza con partidos de Centro e Izquierda, de los llamados populistas o progresistas o zurdos. Una coalición así no había accedido al poder desde el final de la dictadura en Portugal en 1974.
Se unieron con el propósito de eliminar gradualmente las medidas de austeridad y recesión que tenían al pueblo sin un mango en los bolsillos, misereando, pero sin caer en un desbalance contable para evitar las puteadas de la eurozona. Al estar dentro del Mercado Común Europeo tienen reglas que cumplir, pero la idea y las propuestas fueron no hacer lo de Grecia, digamos, lo mejor era hacer algo parecido a lo que hizo Argentina a principios de este siglo, luego de que muchos gobiernos neoliberales habían endeudado a la Argentina y destruido la industria y su economía. Entonces ¿nos copiaron?, no, hicieron la suya, pero vieron que achicando, achicando y achicando lo único que se consigue es deber igual, o más, pero cagados de hambre. Así fue que el pueblo, cansado, rechazó la austeridad y puso en el poder a esta coalición.
EN CONTRA DEL RECETARIO TRADICIONAL, se tiraron a la pileta. El gobierno aumentó los salarios del sector público, el salario mínimo y las pensiones, e incluso volvió a fijar los días de vacaciones a la cantidad que se otorgaba antes de la austeridad. Con estas medidas, los alemanes se cabrearon de lo lindo, el FMI ponía la foto de Costa en sus reuniones y le tiraban dardos. Encima, entre los incentivos para estimular a las empresas, otorgó subsidios de desarrollo, créditos fiscales y financiamiento para empresas pequeñas y medianas, lo que se llama hacer la contracíclica. Con estas medidas, el Banco Central estima que para 2019 el desempleo habrá bajado al 7%, al tiempo que las exportaciones se incrementarán en un 6%. El crecimiento del PBI es del 2.5% positivo, lo mejor de ese continente. La experiencia portuguesa parece sustentar la idea de que la economía no es una ciencia exacta. Los remedios estándar a los problemas económicos, como la austeridad extrema, no llevan a la solución, la empeoran.
Tal vez la alabanza más inesperada llegó de parte del más jodido, el ministro alemán de Hacienda Wolfgang Schauble, el guardián más ortodoxo de la austeridad en Europa,quien tuvo que reconocer el mérito de los portugueses, llamando a Mario Centeno “el Cristiano Ronaldo de los ministros de Finanzas europeos“.
De la queja a la felicitación. Al ministro de Finanzas portugués Mario Centeno, quien participó en el diseño de los cambios aplicados en el país, lo designaron como presidente del Eurogrupo, formado por los ministros de Finanzas de la eurozona. ¡Qué te contursi!
NADA ES PERFECTO, quién no lo sabe. Apenas un tercio de los nuevos contratos en Portugal son permanentes. Hay mucha precariedad aún, los promedios de los sueldos son bajos, pero ahora hay laburo. Lo más desarrollado es la Industria del Turismo, pero falta avanzar con trabajos de mejor calidad, y ahí es donde debe apuntar ese gobierno, a la producción industrial. Reemplazar las importaciones. Incentivar empresas para generar puestos de trabajo de alta calidad. Más educación, más Universidades. Todavía falta, pero haciendo al revés que la propuesta del FMI les va mejor, mucho mejor. La vida no es un mundo de rosas, de claveles y aplausos. Al revés diría, hay zancadillas por todos lados. Quienes tienen más y tienen el poder, no les gusta compartir, quieren más. Nos bombardean por televisión para convencernos que ser pobre es hermoso, que comer poco es saludable, que la leche es mala, que la carne trae colesterol y que trabajar hasta los domingos es honroso. Pero esos mismos medios, cuando estamos un poco mejor, y se reparte algo la torta, empiezan con eso de que podríamos estar más que mejor. Y ahí, sí, de nuevo llegan salvadores que endeudan todo y se la llevan afuera en pala dejándonos agujeros en el bote. HUNDIDOS.
Acá por casa, en nuestra Argentina, urgente hay que dar vuelta la taba. O salimos a la Portuguesa produciendo en vez de importando, subiendo los sueldos y las jubilaciones, bajando el precio del Gas, la Electricidad y el Combustible, o nos seguirán hundiendo hasta el día que ya no podamos salir a flote.