Los acusados fueron condenados para los sacerdotes Horacio Corbacho (45 años) y Nicola Corradi (42 años), el jardinero Armando Gómez (18 años). Debido a la vulnerabilidad de las víctimas que asistían al Instituto Antonio Próvolo, la pena se vio agravabada.
Dialogamos desde el arranque con Carlos Lombardi, abogado de la Red de Sobrevivientes que nos dice: “recordemos a los oyentes que estos delincuentes venían delinquiendo desde Italia, desde Verona, con un salvoconducto del Vaticano llegaron a la Argentina, a La Plata y Mendoza donde siguieron cometiendo estos aberrantes delitos”.
Lombardi agregó que “el comportamiento institucional de la iglesia es delictivo y lo ha sido en todos aquellos casos donde el flagelo del abuso sexual eclesiástico surge en cualquier parte del mundo. Lo que vulgarmente se conoce como modus operandi lo repiten en todo el mundo”. También indicó que la máxima autoridad de la iglesia católica “es la que pergenia premeditadamente la política a aplicar dentro de la institución y sobre todo las normas jurídicas que están dirigidas a cubrir directamente a los sacerdotes pederastas”.
Se culpan a las víctimas, el vicario judicial de la arquidiócesis de Córdoba Argentina que fue enviado por dijo “eran los niñas y niñas los que tentaban a los sacerdotes”.
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