Buenas buenas mosquiteras, mosquiteros, mosquiteres. Octubre termina entre un estallido social en toda América Latina. Y vaya si no hay para analizar, charlar, reflexionar. Aquí una invitación a ello:
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Editorial de octubre:
Se pone cuesta arriba el año; parece que la vida cotidiana entendiera de ciclos, de cuerpos fatigados, de mentes y espíritus sometidos a este sistema que necesariamente nos necesita para su propia existencia, aislados, desangrados, distraídos, cansados. Octubre es el principio del fin de año.
Octubre es también un mes lleno de luchas históricas, que marcan en el adn popular, tiempos de revolución contra todo aquello que nos oprime. Octubre, el más nefasto para la historia de los pueblos originarios que habitaban el suelo de la Abya Yala. Cinco siglos igual, muchos de esos yugos siguen reinventándose.
Y somos miles y miles de mujeres, lesbianas, travestis, transexuales, bisexuales, intersexuales y no binaries que queremos tirar abajo el sistema capitalista, y su brazo cultural, el patriarcado. Es que el mundo no está bien, duele vivirlo: nos matan, nos mutilan, nos maltratan, nos discriminan, nos queman, nos niegan derechos, nos roban la voz, nos excluyen… pero no. Hace siglos que no nos quedamos calladas, y cada día somos más y más quienes despertamos, despertando a otres, quienes decidimos el incómodo camino de la lucha.
En este 34° Encuentro Plurinacional nos encontramos en la Ciudad de La Plata, más de doscientas mil. Todas y todes, abrazades, curando heridas en un ritual de ronda, hablando, desde las experiencias personales, que las transformamos en políticas; construimos herramientas creativas para ser protagonistas de este cambio que promete tirarlo todo. Desde el sistema de representación política, hasta las formas de amar, desde la manera de producir/reproducir hasta los sueños con que nos develamos. Estos encuentros históricos nacieron como forma de resistencia pero también con la clara vocación de ser el mayor instrumento político del feminismo latinoamericano. Y las temáticas son tantas y tan transversales, que siempre falta tiempo, y por eso volvemos “manijas”, cantando y cansadas, exhaustas, pero movilizadas con ganas de llegar a nuestras vidas, y pintar cada detalle con la mirada y la experiencia de cada compañera. Se te llena el alma, te sentís parte de la trascendente lucha de nuestras ancestras, y con el deber de sostener las banderas para nuestras futuras generaciones.
Y vamos a volver en 2020 a participar y sostener un espacio que nos excede, que ya no es nuestro, que crece y toma vida propia. Se va formando con las nuevas luchas por más derechos, por un mundo más habitable, más amoroso, más justo: sin patriarcado, sin capitalismo. ¡Se va a caer porque lo vamos a tirar!