Lentamente vamos llegando al final de este año, ¡qué año!. Los libros de Historia van a tener que dedicarle varias páginas, arrancamos el año allá lejos, con la lucha esperanzadora por la no derogación de la ley 7722, parece que hubieran pasado años desde entonces. Luego se nos vino lo que todos ya sabemos. El covid19, y todas sus consecuencias, que llevará mucho tiempo poder definir claramente.
HACÉ CLICK AQUÍ PARA BAJAR, COMPARTIR, LEER EN PDF
Editorial
La humanidad parece que va a seguir en pie, con sus miserias y sus grandezas. Las vacunas parecen estar ahí, en el horizonte.
Mientras tanto muchos han quedado en el camino, viejitxs, trabajadores de la salud, amigxs, artistxs, vecinxs, se fueron en el duro anonimato que impuso la pandemia y la invisibilización de los medios hegemónicos.
Ha sido un año duro desde todo punto de vista, para los clubes, organizaciones comunitarias, economía social, para los sectores menos favorecidos. Empresas emblemáticas como el Hotel Bauen han tenido que ceder, después de años y años de lucha, aquí en Mendoza La Terre sigue cada vez más acosada por este sistema judicial aristocrático, corrupto e insensible que hemos sabido conseguir.
Pero a pesar de todos los pesares, hay latidos, y respiración y por lo tanto ganas de seguir. Las protestas frente a la desigualdad no se han detenido, en nuestra América poco a poco la gente parece despertar de esta siesta neoliberal. Bolivia, Perú, Chile, se levantan por la igualdad. Hay gente dispuesta a no entregarse, en este número va a tener testimonios sobre cómo en estos contextos, también se puede trabajar en conjunto y resistir, desde la soberanía sobre nuestros propios cuerpos, desde la dignidad de la casa propia, desde el cuidado de nuestra tierra.
Se palpa en el aire que estamos atravesando vientos de cambio, los medios hegemónicos hablan ya sin ningún descaro sobre sus propios intereses, que son económicos y son políticos. Mientras lo nuevo no termina de nacer, nos toca hacer fuerza para que aparezca.
Nuevos medios, nuevas mentalidades, nuevas ganas de cambiarlo todo. De dejar este mundo patas para arriba. Porque así como va, no va. Todxs los sabemos, pero… mientras tanto, no terminamos de dar el paso.
Este esfuerzo de sacar todos los meses este humilde aporte a la rebeldía contra la desigualdad y la falta de derechos, que se llama La Mosquitera, es un paso, uno pequeño, tal vez, breve, sencillo, pero que va a seguir andando, mientras exista la necesidad de que los ideales de un mundo mejor, nunca dejen de hablarnos.