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Editorial
Hay que pasar agosto… Y lo vamos pasando, no sin pérdidas y batallas. La incertidumbre sigue siendo el motor de este barquito en el que vamos; una especie de arca de Noé, que espera desesperadamente que pase la tormenta. Pero no estamos todes a bordo, se nos caen, nos caemos. ¿Cómo hacemos para aferramos a alguna esperanza? Un diminuto virus sacudió al mundo, para dejarlo aún más injusto.
Los Enanitos Verdes, banda mendocina que a veces se cuela en alguna antología de rock nacional, decía “pero yo aún sigo cantando, y lo voy a seguir haciendo…”. Ahí nos encontramos en La Mosquitera, sobrevolando el aire diariamente con nuestra radio comunitaria, seguimos luchando en la batalla cultural y política, con nuestra revista que por ahora se sostiene , con unas agallas tremendas.
Este número es un crisol de temas que se nos hacen urgentes por cómo van impactando en nuestra cotidianeidad: la economía popular, la educación de emergencia, la continua lucha por nuestros bienes comunes… en un contexto mundial en el que nuestro país intenta hacerse lugar con dignidad para recuperar soberanía, para pagar los platos rotos de la desidia del macrismo.
Les hacemos también la invitación a algunos debates necesarios: la justicia hay que construirla más justa, ¿será que lograremos trascender la mirada corta para propiciar el diálogo honesto? Compartimos información para ello, porque es en lo que creemos, cómo sino construirnos como sociedades más democráticas. Necesitamos debatir conociendo, y no repitiendo dos chicanas sin argumentos.
Pero en medio de este agosto de heladas, también nos abrigamos el alma con la ternura. Despedimos a un entrañable amigo que nos deja, un imprescindible de nuestros tiempos. Y con ternura también celebramos la solidaridad con que se han organizado cientos de barrios para celebrar las infancias más libres y cuidadas; después de todo la vida se hace paso, y desde La Mosquitera nos empecinamos en que el mundo puede ser un poquito mejor. Y celebramos con gran alegría la aprobación de la Declaración sobre el falso Síndrome de Alienación Parental, que protege a menores.
Llega a sus manos un número más de esta aventura que hace 19 años les da potencia a los sueños. Gracias por ser parte, por estar ahí, por darnos ánimos y fuerzas. También les necesitamos.