A cien años del nacimiento de su creador, Rolando Toro, se realizará en Mendoza un encuentro para honrar el Día de la Biodanza. Será este sábado 20 de abril a las 11 hs en el Espacio Verde frente a la Fuente de los Cinco Continentes, organizado por el colectivo Cuyano de biodancistas. Aporte voluntario y conciente, no excluyente.
“El motivo es celebrar el Día de la Biodanza en homenaje al creador, Rolando Toro Araneda, que este año se cumplen 100 años de su natalicio, nació un 19 de abril de 1924 y también celebramos los 30 años que hay biodanza en nuestra provincia”, compartió Cocó Monetti, facilitadora de biodanza e integrante del colectivo Cuyano de biodancistas.
Rolando Toro Araneda, nació en Concepción de Chile en 1924, es decir, pos Primera Guerra Mundial. “Entonces, en ese contexto de haber vivido durante la Segunda Guerra Mundial y guerras posteriores, ya sea de guerra por límites, conflictos, asesinatos, muertes. Entonces, como parte de sus labores fue docente y muy interesado no solamente hablar de la paz, desear la paz, sino que plasmar el espíritu de la paz, vigorizar los sentimientos de solidaridad entre los pueblos, es decir, colaborarnos como seres humanos, más allá del límite de nuestras fronteras geopolíticas. También ejerció como psicólogo, antropólogo, poeta, pintor y escultor”, comentó Cocó sobre el origen de esta propuesta que se extiende a nivel mundial.
Y para conocer un poco más sobre ella, Cocó explica qué es la biodanza: “Es un sistema que plantea un proceso de transmutación real, porque tiene la virtud de ponernos en contacto con nuestras emociones. El vehículo es la música. La música, determinadas músicas, en armonía con el silencio, los movimientos, es decir, las danzas, la confianza de un grupo de seres humanos y en un contexto de ceremonia del encuentro con uno mismo, con una misma, con otros humanos y con el todo. Darmos al todo la naturaleza, desde el planeta Tierra en el cual vivimos, el macrocosmos”.
La biodanza además, aumenta la percepción, la autoregulación, estimula la vitalidad, la creatividad, la afectividad y la trascendencia, en conexión con la naturaleza. “Es decir que biodanza es un sistema de integración afectiva y de renovación orgánica. Respetamos la autorregulación, es decir, hay movimiento y descanso y hasta dónde puedo. Hay progresividad, es decir, que unos ejercicios preparan a otros ejercicios que realizamos luego y a través de una secuencia metodológicamente preparada en cada sesión se estimula la valoración del propio cuerpo, el sistema inmunológico, se disuelven tensiones motoras crónicas; En general, se logra un equilibrio de la propia energía”, expresó Cocó y compartió un fragmento de Rolando Toro en donde resume ese sentir:
Sueño con una humanidad que se abraza y se besa con alegría de vivir, donde cada uno, cada una reconoce la sacralidad del otro, de la otra. Un mundo donde poder conectarnos a través de la mirada, el abrazo y el movimiento natural, ya que el cuerpo habla en forma más elocuente que las palabras.
Y sé que esto es posible, sólo es necesario que no sea un sueño de uno solo, sino una visión de muchos.
Rolando Toro