EMPECEMOS POR EL PRINCIPIO, TPP quiere decir Acuerdo Trans- pacífico de Cooperación Económica, digamos que suena bonito. Viene a nuestras tierras fuertemente promovido, y no dije presio- nado, por Estados Unidos, “vos firmá y vas a ver como te ayudamos a que seas feliz”. Los muchachos del Norte no están solos, el trata- do ya involucra a otros 11 países: Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, y los latinoamerica- nos México, Perú y Chile. La real realidad, es que es un acuerdo de libre comercio ventajoso, “pero pa ́ ellos”, y, a los países firmantes como nosotros, nos revientan la soberanía, sobre todo a los que llaman despectivamente emergentes; con los grandotes negocian distinto. ¿Ahora vamos descubriendo porqué “lo del culo contra la paré”? En la cantidad de hojas de ese oculto contrato y gracias a alguien que logró mirar por un agujerito, se supo que el acuerdo re- gula todo, desde el comercio de lácteos, hasta las leyes laborales, pasando por derechos de autor, patentes, inversiones estatales, medio ambiente, minería, y etcétera de los etcéteras. Estos vagos no se olvidan de nada, la mano en la lata todos los días.
LOS MEDICAMENTOS POR LAS NUBES, ésos que llamamos genéri- cos y que también producimos en las Universidades de todo el País serían los más afectados, hoy se venden con bajos precios para que todos podamos comprarlos; después, esos remedios al tacho, afuera, así de duro es el Tratado con las patentes. La aceptación de exclusividad de patentes farmacéuticas generará la imposibilidad de que en cada país continúe, crezca o nazca la investigación cien- tífica; es uno de los objetivos de la invasión, que les paguemos a ellos por cada pastillita que nos mandamos a la boca. Queda claro, el TPP prohíbe la venta de medicamentos genéricos, para dejarle la cancha libre, en stocks y precios, a los grandes laboratorios inter- nacionales. El futuro sería pagar más caro.
HACÉ LO QUE YO DIGO, esa es la manera. Un ejemplo es lo suce- dido con nuestros vecinos, la ex Phillip Morris les metió un juicio a Australia y a Uruguay porque, en los paquetes de cigarrillos, estos países se habían dignado a poner una advertencia sobre los efec- tos cancerígenos del tabaco. Estos imperios que se mueven como panchos por su casa, siempre en casa ajena, vienen de ganado- res; en Canadá, el gobierno tuvo que retractarse y dejó de poner la advertencia en los paquetes de cigarrillos. Hasta los alemanes se están cuidando con esto del Tratado que también firmaron en Europa, ¿y porqué?, porque la ventaja que se genera a favor de Es- tados Unidos y sus empresas au-
tomotrices, los ponen a ellos de- bajo del poder de los monopolios Norteamericanos. Con estos Tra- tados las empresas pueden liti- gar contra los Estados firmantes, pueden reclamar hasta el pago por “pérdidas” si los Estados im- ponen medidas proteccionistas para sus productos. Los países dejan de ser independientes para ceder soberanía. Ya no deciden sus legisladores. Un botón de prueba es el caso de los Fondos
12 Buitres con Argentina, nos gana-
ron la pulseada, y eso que todavía no habíamos firmado el tratado. La mayoría de nuestros legisladores, salvo excepciones, votó por el pago de millonadas tomando súper créditos, y por eso, desde ahora, los trabajadores y trabajadoras vamos a tener que devolver con sudor y lágrimas esos dólares por decenas de años.
¡DAME LAS EMPRESAS DEL ESTADO!, y ahí de nuevo todo para atrás, apenas firmás regresan las privatizaciones. Pero el acuerdo avanza por más lugares, todos los recursos naturales y agrícolas, a cambio de entrar en la gran turbulencia de las relaciones libres y comerciales con el mundo, ese es el gran verso. Te obligan a mo- dificar las legislaciones para garantizar el saqueo de los recursos, van por las cosechas, por los minerales, las semillas que plantás en tus propias tierras se las tenés que comprar a ellos (decime si no es una joda, no podes sembrar semillas propias, se las tenés que pagar). Girar guita y más guita al exterior, si te falta, tomá un crédito de nuevo.
LOS LABURANTES AL PISO, ya importa poco la mano de obra ca- lificada, la Escuela Técnica, las Universidades, un país que no va a producir no necesita instrucción, un País que sólo va a importar obliga a modificar sus leyes laborales para garantizar sueldos ba- jos y posibilidad de echar trabajadores a bajos costos, o sea, que si vienen a invertir, que les cueste lo menos posible. Cuando se entra en el TPP uno ya no decide, uno firma un Contrato, el Contrato deci- de y obliga a vender lo que dicen y a comprar lo que ellos quieren. Eso se llama dependencia.
UNA PUERTA AL PRECIPICIO, esa es la puerta que ofrecen. La venden como una puerta al mundo, pero es al mundo que arma Estados Unidos para sus empresas y sus negocios con toda la in- tención de empujar a los Chinos de la cumbre de la economía. Un País es libre cuando decide, “dentro de lo que se puede decidir en este Universo Globalizado”, lo que le hace bien a su pueblo. Estos contratos tienen cláusulas que les permiten traer delegaciones de Fuerzas Armadas en territorios ajenos para controlar sus inversio- nes. En estos últimos meses se dieron los primeros pasos, se ge- neró devaluación, se generó deuda externa, se generó desempleo, los próximos pasos serán los de poner al País de rodillas. Cuando un País esta destruido es más fácil tener que aceptar las condicio- nes de los que te “ayudan”. Basta con leer y recordar diarios de los 90 y del 2001 “para poner el culo contra la paré”.