Lo expresó Nora Llaver, referente ineludible si hablamos de feminismo en nuestra provincia, a días de celebrarse en Trelew, el Encuentro Nacional de Mujeres. Un repaso histórico de las luchas feministas que se encuentran con los desafíos de nuestro contexto actual.
A días de realizarse el 33º Encuentro Nacional de Mujeres que reunirá a miles y miles de mujeres de diferentes puntos del país en la ciudad de Trelew, Chubut, vamos palpitando la previa de la mano de Nora Llaver, Doctora en Ciencias de la Educación, investigadora, docente, militante feminista. Un imperdible recorrido histórico de los movimientos feministas en nuestro país y provincia, la génesis de los encuentros y las luchas más actuales tomadas como posta por las jóvenes; pasando por el recuerdo de esos faros luminosos dentro de nuestra historia Latinoamericana como la revolución cubana Cuba entre tantos otros hitos que fueron construyendo aquel nuevo sujeto político: la juventud.
Compartiendo un poco sobre su historia personal, Nora nos comenta: “Tuve el privilegio de haber nacido y ser joven en los ‘70 que fue un momento esplendoroso desde el punto de vista social, político, cultural; y si bien teníamos puesto el foco en la militancia política con la idea de cambiar al mundo – algo que nos parecía al alcance de la mano porque todo el continente estaba en un proceso revolucionario- hasta que vino la contrarevolución”, y agrega: “ese contexto tuvo un impacto fundamental en nuestras vidas y tengo la posibilidad de contarlo porque la mayor parte de la juventud de mi generación fue desaparecida”.
El voto femenino, el movimiento contracultural de los ‘60, el movimiento hippie, expresiones de un mundo en transformación. “A fines de los ‘50, la píldora generó cambios muy importantes en cuanto a cómo nosotras vivimos nuestra sexualidad, podíamos decidir gozar de nuestra sexualidad sin tener el terror de quedar embarazadas y también reorientarnos en la búsqueda del deseo. Este tipo de cam
bios impactaron en nuestra manera de mirar el mundo, empezaron a abrirse puertas que estaban selladas para las mujeres y si bien dentro de la militancia era difícil ser feminista – yo no lo era en ese momento- en mi caso particular, al feminismo lo puedo empezar a pensar e incorporar herramientas teóricas cuando me voy al exilio”.
Charlar con Nora nos lleva a indagar muchos tópicos inevitablemente desde una perspectiva de género, uno de ellos es el ámbito de lo político y en este sentido, nos dice: “Cuando digo feminismo en el campo político me refiero no solamente a que hayamos mujeres sino a que haya prácticas, modos de organización y herramientas que los feminismos hemos podido construir y poner en el centro de la vida política”.
En este sentido, los encuentros de las mujeres saltan el cerco de lo individual para tornarse en un hecho político. Con los Encuentros Nacionales de Mujeres se sostiene esta consigna desde sus comienzos en el año 1986, en Buenos Aires como corolario de una década en donde las mujeres fueron ganando espacios tanto en la contienda internacional y como nacional, haciéndole frente a años de oscuridad y terror padecido en nuestro país por la dictadura cívico militar.
“En el 83 volvemos a las elecciones con una promesa enorme por parte de quienes ganaron y una confianza del pueblo, y las mujeres durante todo ese movimiento habíamos gestado un movimiento que para la Argentina no va a tener otro parangón histórico: nuestras madres salieron a desafiar el poder militar. Y esto implicó demoler cantidades de estereotipos que encorsetaban a muchas de estas mujeres. Y hoy el símbolo del pañuelo blanco es un símbolo de lucha”.
En Mendoza se realizaron dos encuentros, en 1988 y 2004 asediado este último por las fuerzas conservadoras. Sobre aquel encuentro, Nora destaca: “En el primer encuentro que se hizo en Mendoza se realizó la primera comisión sobre el aborto. El segundo fue el eco del que se hizo el año anterior en Rosario donde bañamos la marcha de pañuelos verdes, ahí surge la decisión explícita de la Campaña Nacional por el Derechos al Aborto”.
“Cada taller que en cada encuentro se hace, en una coyuntura específica en donde además se desafían determinadas cuestiones, implica diez pasos adelante en la remoción de escollos culturales, sociales y también nos ha dejado leyes maravillosas, desde la ley del divorcio, la potestad compartida, el cupo, leyes laborales, programas de salud sexual y reproductiva”, detalla Nora y remarca: “Hay un antes y un después cuando se participa en un encuentro… es como que ya no podés dejar esa dinámica, esa forma de encontrarte, porque los porque los encuentros son el espacio para pesarnos juntas y esta es una práctica feminista, y estos tiene que ver con lo que fue inicial en el feminismo con los grupos de concienciación, donde surge esto de lo personal es político”.
Finalmente sobre el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo y las estructuras conservadoras que afloraron tras ser puesto en debate, expresó: “Nosotras vamos a cambiar esta realidad, porque todas nosotras somos una fuerza imparable”.