Por Luisa Álvarez
….Salgo a caminar por la Cintura Cósmica
Del sur, piso en la región más vegetal del viento y de la luz
Siento al caminar toda la piel de América en mi piel…. (Cesar Isella)
América del sur, para muchos un gran signo de preguntas. Qué poco nos han enseñado sobre nuestra patria grande. No sabemos mucho de su geografía, música, cine, ideas políticas, gestas libertadoras. La extensión es de 18 millones de km2 y somos 422 millones de humanos más o menos. El idioma que predomina es el español, también se habla portugués, aimara, quechua, guaraní, francés e ingles aunque parezca que no. Podemos andar kilómetros y kilómetros y todo los que vamos viendo, oyendo, sintiendo, respirando nos hermana, es amigable, definitivamente tiene que ver con lo que somos.
Sin embargo nuestro sistema educativo, en todos sus niveles (salvo honrosas excepciones) han prescindido de que aprehendamos (hagamos propio) nuestro territorio, sus dolores y alegrías.
En la década de los noventa, comenzaron a darse en la región los triunfos electorales de partidos políticos de izquierda y centro izquierda, llamados progresistas, con raigambre en lo popular. Este camino lo inicia Venezuela allá por 1998. A partir de allí en muchos países suramericanos, fueron dándose procesos parecidos, empezando cada uno desde cuáles eran las necesidades de sus pueblos. Por ejemplo Lula da Silva en Brasil ganaba elecciones con una campaña donde prometía agua potable para todo el pueblo brasilero, es decir, habían brasileros que no tenían agua potable, así como lo lee. Se partía de muy atrás, había que emparejar, había que equilibrar y así cada país empezó esa ardua tarea de “emparejar” por otro lado obligación de los de los estados, que se precien de tales. Esta tarea que se dio cada país, no impidió generar agendas compartidas y empezar a visionar una Patria Grande, una nación grandota que nos aunara, que nos hiciera más fuertes, que facilitara la vida de sus ciudadanos.
Se crearon acuerdos multilaterales, se impulsó con más vigor el MERCOSUR, la UNASUR, se armó la CELAC donde se la incorporó a CUBA. Se protegieron entre sí, contra amenazas extranjeras y contra amenazas internas. Todo esto fue pasando y el tiempo también.
Las sociedades de estas naciones fueron cambiando, mejorando, se robusteció la clase media, es decir aumentó y mejoró sus condiciones de vida, se bajaron los niveles de pobreza, tuvieron mayor acceso a educación, salud. Aumentó el empleo. Las políticas sociales fueron más inclusivas. Se afianzaron y mejoraron los derechos. Los sistemas previsionales cambiaron para mejor. Se legisló en función de las minorías y demás. No obstante las sociedades, sus pueblos, empezaron a elegir partidos políticos de derecha o en el caso de Brasil, no contó su presidenta con el apoyo popular suficiente para que no la destituyeran. Así comenzó a augurarse el fin de ciclo de esta Suramérica que había comenzado allá por fines de los noventa. Sus sistemas políticos entraron en crisis, de repente todo estaba mal. La derecha comenzó a ganar elecciones, con mínimas diferencias pero ganó elecciones, de la mano de los ciudadanos comenzaron a “cambiar”, que era lo que ofrecían los nuevos partidos políticos.
Es ECUADOR uno de los países pilares y fundacionales de esta llamada PATRIA GRANDE, su proceso de Revolución Ciudadana, fue sometido al poder de las urnas. ¿Correría la misma suerte que otras naciones suramericanas? Esa, era la gran duda. El pueblo ecuatoriano fue capaz de entender que más allá de las deudas el escenario donde debía sucederse el cambio, era la continuidad de Revolución Ciudadana. A ese modelo de estado podían seguir exigiendo lo que faltaba. Los cambios que los ciudadanos querían, no era un banquero como Lasso, quien se los otorgaría. Ganó por poco margen, es cierto, eso no invalida el triunfo. Sí exige a quienes ganaron al menos dos grandes desafíos, primero generar nueva capacidad de gestión en el desgaste del gobierno y segundo trabajar duro con esa clase media que se fortaleció y creció en el Estado que distribuyó y que luego dio la espalda en las urnas. Ahí algo pasa, algo sucede, será obligación del Estado, analizarlo y proponer los cambios tan mentados.
Desde LA MOSQUITERA, festejamos siempre la democracia y saludamos al pueblo ecuatoriano quien tuvo la capacidad de saber, a quien debían votar, para ahora exigir los cambios, que al menos ellos, como sociedad, quieren, anhelan y esperan. ¡Así Sea!