Mariú Carrera es una referente de la cultura de Mendoza y una activa luchadora de los derechos humanos, actriz, dramaturga, escritora, docente y vecina, que compartió su mirada en estos 40 años de retorno de la democracia en el marco de la lucha inclaudicable por la memoria, la verdad y la justicia.
“Siempre para nosotros el mes de marzo es el mes de la memoria de lo que significó y significa aún hoy el golpe de Estado, las consecuencias que tuvo… y se une a estos 40 años de haber conseguido regresar a la democracia porque es lo que permite que la lucha se pueda llevar a cabo de una manera más humana”, relató Mariú.
El día jueves 23 de marzo, Mariú participó en un acto realizado en la Universidad Nacional de Cuyo donde se incorporaron dos árboles al Bosque de la Memoria, en homenaje al matrimonio Nadín Quevedo, militantes de PRT y profesores de la universidad, detenidos y desaparecidos en la última dictadura militar; padres del recientemente restituido en su identidad, nieto 132.
“Estas cosas no son pequeñas, son donde se demuestra la fuerza, la resistencia, la decisión de seguir luchando, de no aflojar y de tener esa confianza que nos debemos en nosotros y en nosotras, porque siempre está ese enemigo que miente, que larga piedras para todas partes, que genera malestar y odio constante… pero también estamos todos nosotros y nosotras”, expresó Mariú.
Un mes profundo, donde nos encuentra transitando 40 años de democracia, su defensa es un bastión intergeneracional. “Yo veo que la responsabilidad va cayendo en los más jóvenes, y la responsabilidad de los más viejos es transmitir que vale la pena luchar, por hoy en nuestro país muchos jóvenes deben luchar por sus derechos… y hoy hay muchos derechos que están en puja; entonces, siendo muy simple lo que siempre digo es que vale la pena luchar y se debe luchar… “, expresó Mariú.
Ante un contexto donde los discursos de odio amenazan la vida democrática, Marió reflexionó: “En primer lugar impresiona mucho, te retrotrae a momentos absolutamente oscuros donde lo único que tienen a mano es aterrorizar, hablar de demonios o detener a personas que están manifestándose… a mí me produce una especie de espanto porque una no quisiera volver nunca más a eso pero a la vez se te produce la reacción al luchar, a seguir, a entregar lo que tenés, porque no van a pasar, porque están nuestros hijos e hijas, nuestros nietos y nietas, está toda la sociedad, el barrio, la gente que trabaja y aunque muchas veces se trague ese discurso de odio, es gente buena, gente honesta que puede cambiar una palabra y darse cuenta de cómo viene la mano”.
“También estos hechos significa una pobreza y una cobardía, porque el odio es cobarde… y significan que no tenés otra cosa. Nosotros vivimos peleando nuevas alternativas, vivimos pensando y haciendo nuevas cosas, discutimos por la diversidad de propuestas, y además tenemos el corazón abierto al cambio, a aprender y esos son valores que son los que van a triunfar”, remarcó Mariú.