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EDITORIAL
Mientras escribimos esta editorial, pasaron dos hechos que empujan la realidad, uno muy visible, la condena a la vicepresidenta Cristina Kirchner, por la causa de la obra pública en Santa Cruz, de a poco comienzan a producirse movilizaciones por este caso evidente de lawfare, la forma que ha encontrado la derecha en estos tiempos para quitarse de encima a posibles rivales políticos. Una muestra más de: la juventud de nuestra democracia, el empecinamiento antidemocrático de la justicia argentina, la necesidad de una reforma urgente de la Justicia. Da pena ver cómo hemos podido conseguir este sistema judicial, tan sensible al poder político de los poderosos, sobre
todo si son extranjeros, o fanáticos de lo extranjero.
Por otro lado y al mismo tiempo, mientras se producía este hecho, el superministro Massa metió mano a su superpoder de recortar y con una megatijera podó 128.000 millones que iban destinados a inversión en cultura, salud, vivienda y en el plan conectar igualdad. Por ahí no es, dirán los que votaron a la alianza gobernante de buena fe. El superministro muestra la misma habilidad que la administración provincial, para meter mano siempre en contra del pueblo. Nunca en contra de los poderosos, los financistas, los que se robaron los 44 mil millones que el F.M.I. le prestó a Macri para asegurarle la reelección.
Por otro lado el 16 de junio, se dio media sanción en diputados al proyecto de ley por la extensión por 50 años a las asignaciones específicas que se destinan a fomento de la cultura. Son pequeños aportes que se sacan del juego, la venta de tabaco, etc, para el Instituto de Cine, o para fomento cultural. Estas asignaciones que vienen desde el
fondo de la democracia, fueron sentenciadas por la administración neoliberal de Macri, aprovechando la volada de las reformas jubilatorias. Bien, desde Junio no se ha tratado en senadores, este proyecto de ley y las radios comunitarias, y canales de televisión populares, dependen en buena parte de estos fondos, que para la administración pública, es un vuelto, si lo comparamos, por ejemplo con… la pauta oficial. Es decir, el dinero que el gobierno provincial pone en medios hegemónicos para cubrirse las espaldas.
En fin, la cultura está en riesgo, sobre todo en tiempos de crisis. Ojalá tengamos respuestas como sociedad ante esto. Recordemos, que la rebelión del 2001, comenzó, cuando a De La Rúa se le ocurrió decretar el toque de queda.
Parafraseando al maestro liberal diremos: ¡Torpes! ¡Las ideas no se matan!!