EL ZONDA NUESTRO DE CADA DÍA

Por Luisa Alvarez

Agosto es considerado el mes del viento zonda  en Mendoza.  Sin embargo desde el mes de mayo a octubre aparece cuando quiere.  Sabemos además que puede bajar o estar en altura, que trae tierra, y mucha. Que hace doler la cabeza, casi se te parte el matute. El malhumor es generalizado, hasta atenúa alguna falta grave en nuestro código penal. Las clases se suspenden y por todos lados, desde que Mendoza es Mendoza te dicen quédese en su casa, no salga, es peligroso.

Por esto es que Mendoza es tierra del sol, del buen vino y del odioso Zonda entre otras cosas. Este viento que ha sabido soplar por estos lares trae consigo toda la tierra y la pelusa de las gestiones de gobierno. Por los destrozos del zonda conoceréis las gestiones.

Modestas y sencillas gestiones han quedado expuestas en estos últimos vientos que nos han tocado. Sopló fuerte esta vez y como dice el cuento de los tres chanchitos, soplaré, soplaré y tu casa derribaré…y algunas cayeron pero también derribó otras cosas.

Se generaron incendios en varios departamentos.  Los bomberos, siempre voluntarios, pusieron el cuerpo y el alma. Y las gestiones, ¡bien gracias!

Árboles caídos sobre casas, sobre calles, sobre cables, veredas y autos. Árboles secos o mal podados. ¿Los responsables de esta tarea? ¡Vaya uno a saber de ellos! Seguro andan bien.

Por suerte en muchas barriadas vulnerables se acercan vecinos con carretelas, angarillas, carritos y herramientas para llevarse la madera seca, la leña. Sirve para cocinar o calefaccionarse en tiempos de tarifazos. Y de paso ayudan a la gestión haciendo las veces de ABL (alumbrado, barrido y limpieza).

Cortes de luz, ya sea del  alumbrado público como también en las casas, numerosas y extensas barriadas quedaron a oscuras. Mientras más vulnerables más tardan para resolver el problema. Se pierde comida, lo poco que se puede acopiar en los freezer, padecen el frio quienes dependen de la electricidad para calefaccionarse, justo a sabiendas que luego del viento zonda se presenta el frente frio que cala los huesos. Y deberíamos preguntarnos: ¿No era que los tarifazos eran para que las empresas pudieran invertir en las obras que se precisaban?  ¿Para que no salte la térmica? Parece que lo de las inversiones no ocurrió.

Otra de las perlas de la jornada fueron los cortes de agua. El agua es vital para la vida misma y muy vital para “el después” del zonda. Hubo cortes de agua, por 24, 48, 72 horas y en algunos lugares, más tiempo aún. Muchos barrios mendocinos son provistos de agua por Cooperativas, las que al no tener energía eléctrica quedaron sin el generador en funcionamiento. Nadie les exige a las Cooperativas que tengan grupos electrógenos para cuando ocurren cortes de luz, o que de alguna manera se resuelva la situación en forma instantánea. Nuevamente el pueblo pone la paciencia que ya no tiene y busca agua en la casa de los parientes, en bidones y bicicletas precarias las transporta. También se supo de niñxs pidiendo agua en los colegios, daba pena. Pedían agua para consumo, porque el agua para baños colapsados, para la ropa de vestimenta o de cama, para lavado de los utensilios de uso cotidiano, para el aseo personal, no aparecía. Por las canillas ni una gota se hacía presente. ¿Y los responsables? Bien gracias.

Eso sí, como estamos cerca de las elecciones en muchos lados lo que hicieron rapidito fue embolsar las hojas, parece que querían que todo este limpito.

La provincia no tiene un programa de intervención cuando ocurre que el Viento Zonda sopla y baja, lo único que hacen es suspender las clases y alertar a la población para que no salga a la calle. Por lo demás no hay organización ni planificación estatal al respecto. Ni qué decir de las exigencias, que los diferentes niveles del Estado, deberían tener sobre las empresas privadas que nos proveen de servicios básicos. Nadie nunca les exige nada, ni mucho menos que presenten planes de acción  ante contingencias.

Reza un dicho popular que: Quien siembra vientos, cosecha tempestades, esperemos que dejen de sembrarlos.